Juan Lacasa Lacasa

 

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"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

UN GRAN COPLERO JAQUÉS A LUIS SANZ FERRER

22/12/1983

Este nombre es el de quien firmó, unas cien veces en la primera mitad de siglo XX, en nuestro Semanario, coplas y versos que fueron saboreados, guardados y recordados por muchos lectores, llegando al acervo popular ya con la gloria del anonimato, como comenta Manuel Machado de los que escriben cantares.

Es acaso el colaborador de EL PIRINEO con más garra, autenticidad jaquesa y aragonesista, hondamente original y con lugar propio en las antologías de la jota y el baturrismo, con austeras notas montañesas y pirenaicas, sin requilorios, concreto y rotundo. Fernando Solsona Motrel, catedrático de Medicina y actual Presidente del Ateneo de Zaragoza, lo incluye en la reciente Gran Enciclopedia Aragonesa, por su librito Cantos y Cantas publicado en 1923, entre las trece colecciones más importantes y populares de 1901 a 1950, con Sixto Celorrio, García Arista, Casañal, Sancho Izquierdo, Iriarte, Abad Tardez o Demetrio Galán. También está allí la obra Cancionero Aragonés, de 1925, del gran Dean de Jaca e historiador y erudito don Dámaso Sangorrín, que ocultó su nombre con el seudónimo de Juan José Jiménez de Aragón, del que habrá que ocuparse en ocasión similar a esta de hoy.

Luis Sanz Ferrer nació en Jaca una ventosa noche del 25 de Marzo de 1875 en el número dos de la calle de Santa Orosia, junto a la muralla y frente a la Ciudadela por tanto. Fue su padre don Domingo Sanz Álvarez, de origen soriano, Ayudante del Cuerpo de Carreteras y largo tiempo activo aquí y su madre doña Dolores Ferrer Lapeña, de Madrid. Esta familia conserva panteón, con leyenda y nombres que el tiempo inexorable va haciendo ya borrosos en nuestro cementerio, que Luis el coplero evocó muchas veces. En 1899 ganó plaza de Topógrafo del Instituto Geográfico y ello le llevó a varios lugares de España y no tardando a Madrid, desde donde envió sus coplas al PIRINEO y donde murió en Febrero de 1948.

Sanz tuvo premios y laureles en concursos de jotas aragonesas, en Zaragoza y Madrid. Su actividad poética era esporádica a veces, con silencios y reapariciones, siempre fiel a su estilo inconfundible que se reconocía aunque no firmase, como hizo en alguna ocasión importante para él.

La temática de Sanz alcanza muchas veces lo general y permanente, las grandes preocupaciones del hombre, patria, religión, familia, muerte también, superando en auténtica categoría la anécdota jaquesa, los nombres de coterráneos y amigos, lo pintoresco y popular, notas en las que fue maestro.

Querríamos que iniciativas jacetanas, o encontrables en mayores ambientes de cultura y de poder económico, en empresa por otra parte no excesiva, llegasen a la reedición de aquel libro de 1923, completado y comentable desde la óptica de hoy, salvando para otra secular singladura muchas notas jaquesas que merecen perdurar. Van aquí como simple muestra 24 coplas de Sanz, con materias gratamente monocordes por su nobleza y sinceridad. Aragón, el Pilar, la Jota, el Ebro, Jaca, el Pirineo, la mujer, el eterno femenino que vio genialmente en muchas facetas: madre, novia, esposa, suegra. Y también la melancolía del desaparecer. Para que al menos su nombre no muera, hemos escrito y reunido todo esto.

JUAN LACASA LACASA

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LUIS SANZ FERRER

Recopilación Juan LACASA LACASA

22/12/1983

 

 

Quien oyendo un viva España

con un viva no responde,

si es hombre no es español

y si es español no es hombre.

 

 

Los maños beben el vino

con la bota o el porrón,

el aguardiente con vaso

y el agua... con aprensión.

 

Anda y dile al ayundante,

de parte del ingeniero,

que le diga al capataz

que trabaje el caminero.

 

 

Gusta a las mujeres ir

con el cabello cortau.

A las mujeres les gusta

todo lo descabellau.

 

Entre Rapitán y Oruel

está la ciudad de Jaca.

Rapitán con sus cañones

y Oruel con su cruz la guarda.

 

 

El blancor de Collarada

tiene madre tus cabellos.

Ojalá también tuvieran

de aquellas nieves lo eterno.

 

 

En la orillica del Ebro

te vi lavando, bien mío.

¡Claro que no ibas a estar

lavando en mita del río!

 

 

Dicen que ser cieguecico

es la desgracia más grande.

Mayor es la de ser mudo

que no puede decir ¡madre!

 

 

Aunque su cuerpo está en Jaca

y su cabecica en Yebra,

en mi corazón jaqués

está Santa Orosia entera.

 

 

A la Virgen del Pilar

patrona de los carteros

le pido que llegue pronto...

un giro postal que espero.

 

 

Para rezar a la Virgen,

el Pilar de Zaragoza.

Para contemplar a Dios,

San Juan de la Peña y Oza.

 

 

Noventa escalones tiene

la escalera de tu casa,

si tu me dices ¡arriba!

la subo de una garrada.

 

El cariño de un padre

sí que es cariño...

devantate Serapia,

que llora el niño.

 

 

Yo de novio me entendía

por señas con mi mujer,

ahura de casaus ni a gritos

nos podemos entender.

 

 

Mira como corre el Ebro,

mira que ligero baja,

mira en llegando al Pilar

¡qué despacico que pasa!

 

 

Como descargas cerradas

suenan por los cementerios

las paletadas de tierra

en las cajas de los muertos.

 

Cuando oigo cantar la jota

yo no se que me da.

Pa mi que la jota tiene

algo de electricidá.

 

 

El rosal que ella cuidaba

yo lo trasplanté a su fosa

y ese rosal todo el año

está cubierto de rosas.

 

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