Juan Lacasa Lacasa

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AFICIONES JUAN LACASA LACASA

Lector, conferenciante, gran conversador

Su biblioteca la componían: libros de  historia, política y ensayo, literatura, especialmente poesía, temas aragoneses, economía y sociedad, comunicaciones. Las obras completas de D. José Ortega y Gasset fueron para él de permanente reflexión y consulta.

Lector impenitente de prensa nacional, regional y local, le entusiasmó en su juventud y madurez la revista de humor "La Codorniz", publicada entre los años 1941 y 1977 por Alvaro de Laiglesia.   "Cuadernos para el Diálogo", publicada desde 1963, también fue lectura de su agrado en aquella época. La Revista de Occidente, las colecciones de literatura de Espasa Calpe, los libros de la colección francesa ¿qué sais-je?, libros de viajes, con prioridad el tema del transporte del ferrocarril, del que siempre fue gran aficionado, y más por la estrechísima relación con el túnel internacional de Canfranc. Por último, biografías.

Fue un consultor empedernido del Aranzadi, para temas jurídicos y de la enciclopedia Espasa; en definitiva un estudioso y erudito, al que muchas personas, se acercaron para consultarle los más variados temas, por su grata disponibilidad siempre para ello.

Presentaba oralmente las diversas actividades en las que participó con estilo contagioso, estimulante y ameno: en su periodo al frente de la alcaldía de Jaca, en foros empresariales, en la Hermandad de Caballeros de San Juan de la Peña, y en su presencia tenaz en todos las instancias donde pudo defender el intento de rehabilitación del ferrocarril Internacional de Canfranc.

Ajedrez

TOMÁS BUESA OLIVER: "En la bien elaborada semblanza de Juan Lacasa, que hizo Jesús Dumall Badía, con ocasión de la presentación del libro "El Viernes Jubiloso", relataba:

Su afición al ajedrez, le permitió codearse con grandes maestros, asistiendo a seis Olimpiadas de Ajedrez; le otorgaron la Medalla al Mérito Ajedrecístico de la Federación Española. Varios anaqueles de su riquísima biblioteca están repletos de obras dedicadas a este juego de reyes".

Gran amante del ajedrez, actividad a la que Juan gustaba referirse como deporte intelectual, además de jugador, se especializó en libros  y revistas de este tema, que se pueden consultar aquí; catalogados hasta los años 90, existen algunos más pendientes de recopilación. El ajedrez que se muestra a continuación es el mismo modelo que utilizó siempre para el juego con sus familiares, amigos y en tantísimas ocasiones en solitario.

Imagen obtenida de la página 109 del libro de Colleen SCHAFROTH "The art of chess".

Harry N. Abrams Inc. Publishers. 2002. New York. Printed and bound in Belgium

John Jaques Whittington, travel set, Great Britain, Bone and Wood, C. 1890-1920. Especial para viajes era usado para ayudar a pasar el tiempo en tediosos viajes de tren. Con las piezas que se introducían en los agujeros del tablero este ingenioso conjunto podía ser fácilmente guardado en cualquier momento del juego, conservando las piezas el lugar donde los jugadores las habían dejado. Conjuntos similares fueron construidos en Estados Unidos hasta los años 40 del XX.

 

 

Ofrecemos el artículo que Fernando SOLSONA le dedicó en el número 41 de diciembre de 1989 del Boletín

del Ateneo de Zaragoza, apartado de bibliotecas aragonesas,

sobre sus libros de ajedrez

Algunos trofeos de ajedrez obtenidos por Juan Lacasa en sus largos años de afición
 

Grupo ajedrecístico jaqués. Entre ellos, Juan Lacasa Lacasa

 


J. PÉREZ DE ARRIAGA:
"El incunable de Lucena. Primer Arte de Ajedrez Moderno".
Ediciones Polifemo. Madrid, 1997
 

Se encuentra entre los libros coleccionados por Juan Lacasa en sus últimos años de vida (y pendiente de catalogación particular). Se trata de esta muy cuidada edición de dos tomos, el mayor de ellos de 590 páginas, en cuyo amplio prólogo  de 70 páginas, uno de los apartados es manuscritos más importantes utilizados. El autor detalla cuatro: el de Paris, de hacia 1515, el Civis Bononiae fechado en 1454 y conservado en la biblioteca de Módena, el Manuscrito de El Escorial y el C e It. fechado en 1511.

Sobre el tercero, conservado en El Escorial, indica el autor: "en 1926 Julián Zarco Cuevas publicó un Catálogo de los manuscritos castellanos de la Real Biblioteca de El Escorial. Zarco, monje agustino del Monasterio, comunicó su hallazgo a Juan Lacasa Lacasa aficionado al ajedrez que por entonces cursaba sus estudios (1927- 1930) en la Universidad de El Escorial. Lacasa, posteriormente, preparó un artículo sobre el manuscrito basándose en la copia que Zarco le había proporcionado, pero cuando hablé con él en 1996, no recordaba si se había publicado, ni donde había ido a parar. Este importantísimo manuscrito consta de 89 juegos de partido, de los cuales el 88 tiene la solución, pero el diagrama está en blanco. Contiene 19 juegos de la dama y el resto son del viejo y como es natural, lo más importante son esos 19 juegos de partido de la dama..."
 

Esta cita de J. Pérez de Lucena reconocía a Juan Lacasa aquella inolvidable ocasión de juventud, en la que por su circunstancia estudiantil en El Escorial, tuvo la gran experiencia de saborear con Julián Zarco la existencia de este gran ejemplar ajedrecístico, manuscrito en castellano.
 
Signatura en esa Biblioteca de El Manuscrito de El Escorial (EE): "O.II.3. En papel, fol. a lápiz. Letra del s. XVI, a plana entera, con figuras goemétricas dibujadas a tinta, que representan el tablero del ajedrez. Caja total: 292 x 213 mm. Le preceden varios tratados latinos. Véase al P. Fr. G. Antolín Catálogo, III, pp. 193 -195. Enc. de esta biblioteca (S. XVIII). Procede de la del Conde-Duque.. Este juego me acaheció: dizen los blancos que hauiendo.. que el blanco no se puede defender (fols 103a - 11b)"
 

A la par de mi trabajo en este enlace, he encontrado el agradecimiento de PABLO MORÁN a mi padre Juan Lacasa, entre otros, en alguna orientación para su libro "Alekhine - Agony of a Chess Genius", edición de 1989. Los apasionados del tema pueden consultarlo:


http://www.vanstockum.nl/?page=%2Fproduct.php%3Fid%3D6675730

 


Montaña y nieve

El valor de los primeros esquiadores en las montañas pirenaicas, sin teleféricos, ni telesillas, ni siquiera con los sencillos remontes, lo narra Juan Lacasa en sus artículos de juventud con amenidad y especial optimismo,  animando a la afición a desafiar al monte sin miedo "al batacazo", palabra que a menudo le gustaba repetir. 

Fue siempre, y más en su vejez, conversador de excepción con su sobrino Juan Manuel Castejón Lacasa, montañero “número uno” aragonés. Nombraban una y mil veces picos, ríos, alcorces, valles y aventuras respectivas por tantos montes  y disfrutaban enórmemente los dos juntos de recuerdos, en las frías veladas de los largos fines de semana invernales jacetanos.

Continuaba Tomás Buesa Oliver:

"Aficionado desde sus mocedades al montañismo y al deporte de la nieve, fue uno de los pocos jacetanos, zaragozanos, navarros y vascos, que descubrieron las pistas de Candanchú, precursores y, por tanto, pioneros del hoy tan popular deporte. Su apego a subir a las altas cumbres pirenaicas, desde donde en días luminosos veía águilas roqueras que al surcar el cielo columbraban lejanos valles y distantes llanuras, lo empujó a contemplar y analizar las cosas, proyectos y problemas con visión cosmopolita, lejos de la terquedad lugareña y provinciana, de vuelo rastrero, alicorto y gallináceo, que sólo atisba el reducido terreno desde el campanario de su pueblo.

Al encontrarse en edad militar en 1936, su afición al deporte de la nieve lo encaminó a cumplir sus deberes castrenses en la Compañía de Esquiadores del Valle de Tena, en donde coincidió con Luis Gómez Laguna, futuro alcalde de Zaragoza, y con José María Gironella, quien sería uno de los novelistas más leídos. Juan Lacasa escribió entonces varios poemas, como el soneto titulado “Pirineo en guerra” al que pertenecen los siguientes versos, emotiva oración en que pide la paz para una contienda fratricida":

¿Por qué, Señor, al manto de la nieve
dejas llegar la viva mancha roja
que en sangre generosa el blanco anega?
Detén, Dios mío, el odio y hazlo breve,
Del brazo de Caín el arma arroja

Y redentora paz al hombre entrega


 

Carnet de Montañeros de Aragón de   

Juan Lacasa Lacasa. 23 de enero de 1934   

 

 

 

 


Fútbol

Leyendo los crónicas futbolísticas de Juan Lacasa, de los años 30 del pasado siglo, podrán comprobar la lucha pionera de nuestros deportistas jacetanos: con el viento y el frío en contra, los casi inexistentes campos de deportes, anegados por la lluvia a veces y las penosas condiciones del nacimiento del deporte. Pero, por encima de todo, el fútbol amateur jugaba "grandes partidos" con contrincantes, luego desaparecidos y orientados a las ligas actuales: los equipos vascos y los franceses de Burdeos, el Oloron o el Elan Bearnais; entre aquellos encuentros, uno de ellos, con serio desfile de contrincantes, himnos nacionales francés y español y hasta con palabras del Cónsul de Francia.

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