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Síntesis de 100 años de “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

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Consideración final


Ante la limitación de fuerzas, en el saber y en el tiempo disponible, hacemos una llamada a la juventud que nos sucede, a cuantos sienten lo jaqués, para usar de la fuente riquísima, el filón informativo que es EL PIRINEO, e ir trazando, apoyados si sirve en este guión cronológico, ya orgánicamente, una verdadera historia, en síntesis pero antes en monografías.

En la política, ver a Jaca encuadrado en la escena española, en que a veces aparece en primerísimo plano, con los hombres de la Restauración que vienen a Panticosa, los partidos, los parlamentarios “encasillados”, así el Duque de Bivona, con las cuatro visitas de Alfonso XIII o las tres de Primo de Rivera, con la sorprendente jornada del 12 de Diciembre de Galán y el quinquenio republicano con visita de Alcalá Zamora, con el 18 de Julio y la visita de Franco a San Juan de la Peña en 1.959, la presencia del joven cadete Juan Carlos de Borbón y luego Rey deportista en la nieve. Alcaldes, concejales, diputados, Gobernadores de Huesca, figuras regionales a lo Gil Berges, Costa, Paraíso, Jardiel y tantos otros defensores del Canfranc. También la mundial de Don Santiago Ramón y Cajal en su niñez, madurez y vejez.

En lo material y urbanístico, el ambiente finisecular y aun de comienzos del XX, con gran peso de la autoridad militar y sus ingenieros con las murallas en discusión, su derribo, el arranque de la planificación hacia 1.908 y aun antes, los arquitectos municipales o de esporádica presencia y hacer, Lamolla, Borobio Ojeda, Ríos Balaguer, Monclús Ramírez, Pérez Arbués, Romaní, los jóvenes de su equipo hoy en acción, el gran impulso constructivo reciente.

En demografía, higiene y salud, la colosal aspiración y logro del Canal, con el nombre clave de Saturnino Bellido, la red de tuberías y la del alcantarillado, la depuración, los depósitos, el pavimento general. La acción de los médicos y farmacéuticos con generaciones que introducen las vacunas, los Rayos X o los antibióticos, con nombres como los Castejón, Valero, Beritens, José María Lacasa en depuración de aguas, los Fanlo o los del Pueyo, Campo, tantos casi al azar. Las acciones materiales como el modesto Centro de Higiene o el Gran Ambulatorio del Seguro de Enfermedad, el Hogar del Pensionista, la difícil vida del Hospital y el enorme proyecto superador en marcha.

En lo económico y con ambiente comercial, los pioneros de la electricidad, primero combinando con el Canal y la legendaria competencia de Electra Jacetana y Mutua Electra Jaquesa, la aparición de la gran industria con los saltos previos de miles de caballos, con el núcleo decisivo de Sabiñánigo de iniciativa francesa continuada por el Grupo Urquijo, Iberduero, atravesando el término hace ya sesenta años al ir de Bielsa a Bilbao, Eléctricas Reunidas en el Gállego y no lejanamente con Sinués Urbiola aquí, la electrificación de los pueblos.

Lo forestal y ganadero en los propios montes de Jaca pero sobre todo en los Valles, como Ansó, Hecho o Aragüés y otros, los nombres en ello de veterinarios como Clemente Serrano y su obsesión del Ferial, o Antonio Villacampa y el arquetipo Jorge Puyó. Los Ingenieros de Montes con la corrección de torrentes en Biescas o en  Arañones, en la ordenación y repoblación o en el camino de Oroel, con los Ayerbe, Alejandro Ramón, Peña y la Escuela de Capacitación Agraria, los trabajos en el Valle de la Garcipollera, los Villuendas y tantos antes y ahora. Las industrias medias esporádicas o las serrerías. La lenta evolución agrícola con el silo del trigo o la Cooperativa Rural tan activa.

En las comunicaciones carreteras, el surgir de la red, tras el eje esencial Zaragoza-Huesca-Jaca-Somport, recorrido por las diligencias  y con el recuerdo del Ministro Don José Echegaray, la marcha hacia Navarra con solo el tramo desde aquí hasta Santacilia, hacia 1.880, la penetración en los Valles de Ansó y Hecho más secundarios por el Oeste, el enlace hacia el Gállego por Biescas y subida a Panticosa y al Pourtalet de Sallent, esto último ya detalladísimo en EL PIRINEO, los intentos de gran paralela a la frontera con primer salto hacia el Ara y el Ordesa puesto en valor por Lucien Briet, el sueño del Circuito Pirenaico de Lana Sarrate hacia 1.932 y que sigue esperando valedores, las variantes desde Huesca superando el trazado tradicional de Bernués con el de Bailo y ahora en gran estilo con las variantes de Arguís y el recorrido Huesca-Sabiñánigo-Jaca-Somport, la observación del adelanto francés en logros paralelos, el saber de lo extracomarcal jaqués como el túnel de Bielsa o las aspiraciones de Benasque, el prolongado malogramiento de Ordesa-Gavarnie con el asfalto francés en su muga hace quinquenios. Las sucesivas empresas de autobuses, las remotas diligencias.

En lo ferroviario, un decenio de ímpetu para que el tren llegue a Jaca desde Huesca y un tercio de siglo, 1.893-1.928, para lograr el Canfranc con la obra titánica del túnel 1.908-1.912, su lento andar, su decadencia y su rotura, el rendirse de muchos a lo que parece fatal y el seguir afirmando esperanzas por algunos, entre ellos el firmante, a un decenio o dos, cuando llegue una más estrecha soldadura española con Europa. Los sueños de decenios también queriendo enlazar con Navarra al ver hecho el Pamplona-Sangüesa de vía estrecha, la muerte consumadísima de aquel Irati levantando sus carriles, las imposibles aspiraciones de algún momento de seguir hacia Boltaña o de hacer tranvías eléctricos por las carreteras de Oloron a Jaca o de aquí a Panticosa.

En educación y cultura, la transformación hondísima y decisiva  para las nuevas generaciones jaquesas, desde las Escuelas Pías llegadas aquí tras 1.700, los viejos Seminarios, la precariedad terrible de las aulas de primaria en la calle del Carmen, los colegios de Religiosas o el transitorio y bien recordado par chicos de los Corazonistas franceses, hasta los grandes logros ya en el segundo medio siglo visto, con la Universidad en la clave del arco, incitante, locomotora, universalizante de los jaqués, el intento serio de un decenio de Instituto de la República, el Grupo Escolar de ésta, los nuevos edificios de la etapa de Franco más el Instituto consolidado, los nombres decisivos de Miral, Albareda y Vilas, los trabajos de Pirenaicos, el  acabar nuevos edificios ya en la Monarquía de Juan Carlos I, los apoyos de Huesca y los de Zaragoza con una docena de Rectores, la casa de la Cultura, el Palacio de Congresos obra de la Caja de Ahorros que une lo cultural teórico a lo estético con pintura, música y todas las artes, la labor del Casino de Jaca, la gran construcción renovadora de aquellos pioneros Escolapios, los colegios y residencias de Religiosas.

En la Iglesia, el hacer de diez prelados, desde Ramón Fernández, nativo de Bailo, a Juan Angel Belda, equilibrio de renovación postconciliar y afirmación de valores permanentes, con figuras nacionales a lo Antolín López Peláez o el Cardenal Bueno Monreal. Los cabildos, estudiadísimos en el primer medio siglo del semanario, con oposiciones, equipos de importación por los Obispos, Deanes a lo Sangorrín o ambos Fumanales después, las parroquias, los nuevos templos como la Capilla universitaria y pirenaica de la Virgen de las Nieves o la de la Estación, la vida entera de la Diócesis, el seminario del impetuoso Frutos Valiente, la conservación de la Catedral con la reforma central de Castro Alonso, el Museo de Pinturas por Don Angel Hidalgo, el primer Asilo de Ancianos con los Padres López Mendoza y Valdés, la Cruz de Oroel como cumbre del simbolismo cristiano, los extinguidos seminaristas. El esfuerzo increíble de la financiación de la Residencia Santa Orosia.

En el ejército, las Guarniciones asentadas lejanamente en la Ciudadela con alguna Artillería e Ingenieros y siempre el Gobierno o Comandancia Militar según épocas más el Cuartel del Estudio para Infantería. El inacabado Campo Atrincherado de Jaca, que parecía consecuencia de la guerra de 1.870 francoprusiana. El surgir, al final del primer medio siglo visto, del Cuartel de la Victoria, del que saldrán Galán o los alzados del 18 de Julio. El recuerdo de la guerra civil con sus dolores y los frentes de Huesca y del alto Gállego, las Viviendas Militares. Cientos de nombres a espigar y a ordenar en la colección de EL PIRINEO, desde los de antes de Cuba y Filipinas hasta los de la Dictadura, la contienda civil y el franquismo, la gran Escuela de Montaña y su expansión formativa presente en los montes españoles y en lo europeo deportivo también. Nombres de Generales, de Regimientos y Batallones, banderas, músicas.

En el derecho y lo administrativo, los viejos archivos como el Municipal en que trabajan Sangorrín, Del Arco o Canellas o el Catedralicio con el dicho Dean y luego Juan Aznárez. Los Juzgados, las Notarias y Registro con su aventura de locales y su digna localización actual, la Hacienda y los Impuestos.

En los espectáculos, los polivalentes locales legendarios de la “Casa Misericordia”, en la calle del Carmen, el Salón Variedades, el Teatro Unión Jaquesa, los Cines Oroel y Astoria, la magnificencia de la gran sala de Palacio de Congresos. Y el desfile por ellos de nombres a lo Morano, Carmen Díaz, López Heredia, Guillermo Marín o Alfonso Muñoz, ópera alguna vez y muchas zarzuelas. Francisco Quintilla, autor local, también Francisco Dumas, éste más en el paralelo semanario LA UNIÓN, hacen apariciones y ejercen siempre la crítica, la noticia y el comentario.

Las sociedades recreativas, en esencia el Casino Principal o de Jaca y la popular Unión Jaquesa, llenando ambos el siglo visto. Otras olvidadas como la en su tiempo dinámica Alegría Juvenil.

En la Prensa y demás medios de divulgación, las referencias a lo anterior al PIRINEO, con el Pirineo Central en 1.866 por la primera imprenta establecida en Jaca, según nos ilustra Del Arco, el Eco del Pirineo Central antecesor inmediato de EL PIRINEO y las sucesivas etapas de semanarios en la imprenta de Rufino Abad, su viuda y su hijo Fausto Abad Escobar gran nonagenario, casi centenario, superviviente, con la Abeja del Pirene, Monte Pano, La Montaña y sobre todo LA UNIÓN, desde 1.907 a 1.941. Un Heraldo y luego Eco de la Montaña, de orientación socialista en 1.925 y 1.926, Jaca 12 de Diciembre tras el episodio de Galán y con la II República, Fígaro en 1.922 por Laureano Costa, Jaca Española único diario jaqués, ocasional por la guerra civil de 1.936 a 1.938, con Ricardo del Arco como alma de la dirección y redacción y esfuerzo de las imprentas Quintilla y Abad alternando la trabajosa y urgente composición y tirada diarias, desde luego sin linotipias menos el offset, con casi heroísmo de los cajistas. La bimensual Jacetania, con labor comarcalista continuada hoy. El fugaz Ayer y Hoy de Francisco Dumas.

El correo y sus malos locales hasta surgir el edificio actual, los peatones. La extensión del telégrafo a algunos pueblos importantes, ya existente en Jaca antes de aparecer EL PIRINEO, el lento penetrar del teléfono con unas decenas de aparatos urbanos primero, dependiendo de Telégrafos enlazado con áreas limitadas y próximas y luego con España y el Mundo a través ya hace poco de lo inalámbrico y automático. La radio hacia 1.925 y el entusiasmo y la eficacia de aficionados con José María y Pascual Borau, que promueven Radio Jaca, muy activa en la contienda civil, la televisión finalmente. Los artistas fotográficos con la tradición de Félix Preciado, Francisco de las Heras, el gran Beritens como aficionado, los Tramullas, Peñarroya, Barrio. Los artistas del pincel como Felipe Latas y José Luz Corbin, Fermín Sánchez en largas etapas y la moderna y presente generación que llena las salas o el lugar de exposición del Palacio de Congresos. En la comarca el gran trabajo de Ricardo Compairé ahora redivivo.

Los pioneros del turismo, importadores de las corrientes pirenaicas, montañeras y balnearias francesas, extasiados ante el Pau hotelero de la Belle Epoque, ciudad de invernantes ingleses y snobistas con la aviación, la hípica, la caza del zorro y luego el circuito automovilístico y el pintoresquismo de las Vueltas a Francia, la constitución del Sindicato de Iniciativa con el apoyo de Zaragoza y el estímulo paralelo de Turismo del Alto Aragón en Huesca. Seriales de Presidentes antes y después de la guerra española, entre estos Agustín Castejón y Mariano Gállego Roselló, predecesor éste del largo y lanzado hacer de Armando Abadía, que le lleva por natural inercia y méritos a la Alcaldía. Los Festivales Folklóricos, aproximándose a las XX ediciones alternas, son la más alta expresión de este esfuerzo propagandístico.

La corriente deportiva con algún extraño marchador lejano, un Trinquete en la calle Mayor o los primeros velocipedistas, exhibiciones de aeronautas en globos o presencia de la aviación ya pesada con Vedrines en Huesca, los primeros automóviles y los iniciales distinguidos “sportmen” locales como Pío Díaz o Pascual Gastón, con los audaces automóviles primerizos. Los futbolistas, primero militares y luego civiles, con partidos en el Campo del Toro o en la Ciudadela, el Campo de la Corona de los Cuervos, el de la carretera de Navarra con el legendario Real Irún, el Zaragoza y sus predecesores o equipos franceses, el primer campo, casi reciente, junto a la Travesía exterior, hoy solar del Palacio del Hielo, y el actual con el Jacetano. Sus lejanos predecesores, el Somport, la larga Agrupación Deportiva, el Salud y Cultura o el Mercantil, la rivalidad entre el Ferrenal y el Venga Horizonte. El montañismo y el esquí, con precedente también militar en Rioseta y pronto viajes domingueros a Candanchú desde 1.930 y alguna vez a Formigal, la aparición de Montañeros de Aragón, las ascensiones por pequeños grupos, antecesores de los actuales Mayencos, a los picos de 3.000 metros, como el Infierno, Balaitus, Midi de Ossau, Anayet, Bisaurín, Aneto, encuadramiento de algunos de esos escaladores a las unidades de Esquiadores en la guerra y el enlazar ya con la Escuela de Montaña en 1.945, el gran auge de las Estaciones de Nieve o el triunfo del Palacio de Hielo y sus pruebas nacionales y universales. La natación con la pionerísima piscina de la Residencia Universitaria.

La gran tradición local, que supera los 1.200 años, del Viernes de Mayo, con anacronismos, altibajos, decadencias y recuperaciones y el himno reciente, de enorme emotividad jacetanista.

Las Cofradías, con advocaciones, banderas y estandartes, celebraciones y presencia en la Procesión de Semana Santa o asistencias piadosas en los entierros. Las primaverales Romerías a los lugares de viejísima devoción como la Cueva o San Indalecio, otras más perdidas como Ipas o San Cristóbal.

La preocupación por San Juan de la Peña, sabedores de que es conciencia primigenia de lo aragonés y nosotros los inmediatos guardadores de la ruina y los intentos restauradores.

Atractivo sería espigar, cumpliendo elemental gratitud, en la mesa de colaboradores, diversísimos, casi permanentes algunos y esporádicos otros, todos naturalmente sin retribución, jaqueses de raigambre o llegados aquí y entusiastas de lo nuestro. Resultarían cientos de nombres. Es prácticamente imposible hacer citas sin incurrir en omisiones dolorosas. Bástenos nombrar a los dos directores de la dinastía de los Quintilla, el fundador Don Carlos y su hijo y sucesor Francisco más el hermano de éste, Gonzalo, con el actual abnegado y valientísimo y constante Manuel González Chicot, alcanzador de los cien años. Como excepción que confirma la regla, señalar al poeta, y sobre todo coplero baturro y archijaqués Luis Sanz Ferrer, colaborador unos 30 años en la primera mitad del XX, editor en un par de ocasiones de sus propias cantas y merecedor de una nueva y total colecta y edición que nos gustaría llegar a hacer.

Con este ruego de amor a lo nuestro, de labor de fijación de la historia reciente, con esta invitación al trabajo de otros, hemos de terminar, casi con melancolía pero sobre todo con esperanza, esta narración jacetana. En este apunte se sugieren quince o veinte monografías del Jaca del último siglo. Pequeño ejemplo de quién firma es el texto de 1.980 sobre los Cursos de Verano, publicado por munificencia de la Universidad. Querríamos encontrar autores que lo acometan, cabría incluso señalar nombres adecuados y entidades que lo protejan. Así el Ayuntamiento, la filantrópica Caja Ahorros siempre propicia, el Casino de Jaca embalado en la labor cultural. Ello será el mejor homenaje a quienes crearon y sostuvieron 100 años EL PIRINEO, hoy lozano abuelo jaqués.

JUAN LACASA LACASA
Jaca, 1982

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