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Artículos de Juan Lacasa Sánchez-Cruzat sobre Jaca y el ferrocarril de Canfranc
 

 Semanario "El Pirineo Aragonés"

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EL "CANFRANC"

 

21/01/1928

Cuando se piensa que han transcurrido 76 años desde la iniciación de la idea de unir a Francia con España por una vía férrea que cruzara el Somport, aspiración nacida en el Consejo general de Bajos Pirineos; cuando se recuerdan las gallardas actitudes de Aragón, en momentos de duda, respecto a los mil requisitos que la burocracia y la diplomacia hubieron de allanar; cuando se quiere hacer memoria de las vicisitudes con que hubo de tropezar la construcción de la línea de Canfranc, y para percatarse de si su realización es un sueño o una efectividad se recorren las cuencas afectadas por tal vía en el Gállego y el aragón en España y el Aspe en Francia; se detiene uno a admirar la lucha sostenida por el genio de la Ingeniería de Caminos, en el circo que la naturaleza marca en Arañones; se vislumbran túneles y túneles de las más distintas estructuras, rectos unos, caracoleados otros; puentes atrevidos que salvan ríos y barrancos, terraplenes gigantescos, muros ciclópeos, un nuevo pueblo con todos los edificios públicos anejos a la vida ciudadana, deseoso de albergar en fraternal convivencia a los empleados y obreros de Francia y españa; cuando ya la locomotora de vapor subió a los 1.200 metros de altura; cuando ya el tractor eléctrico espera en Francia  que la corriente penetre en sus entrañas de cobre para darle vida; cuando las estaciones del recorrido allende el Pirineo cubren sus maderas con los colores de la bandera española; cuando, en una palabra, todo por parte de Francia anuncia las pruebas de su material de tracción eléctrica para la segunda decena del próximo Abril y las poblaciones de Bajos Pirineos preguntan ansiosas cuál será la fecha que se señale para la inauguración de la puesta en explotación de tan ansiado Transpirenáico.

Se ha dicho que, por parte de España, faltan detalles como la construcción de hornillos de minas en el interior del túnel; el alumbrado de la Estación Internacional; terminar la dotación de aguas de la barriada y algunas cosas más, que, aunque no de gran monta con relación a lo ejecutado, podrían diferir la celebración de esa fecha grande que en arañones señalará una nueva era de intenso intercambio en la vida de los negocios e indicará la armonía existente entre dos naciones que allá, más al mediodía, en tierras africanas, representaron dignamente a Europa, regándolas primero, con sangre de sus hijos y llevando después su civilización para que, esparcida por las costas de aquel continente, no se detenga hasta el Cabo de Buena Esperanza y haga de los africanos unos europeos más.

Y si el Canfranc es una efectividad, porque faltan solo detalles relativamente accesorios de fácil ejecución; y si las ventajas que ha de reportar son incontables en el orden material y en el espiritual, confiemos en los hombres que dirigen los destinos de Zaragoza, capital de Aragón, la más interesada en escribir el epílogo de tan larga historia como es la del Canfranc, para que, vencidos los inconvenientes que puedan existir para la terminación de ciertos trabajos, se encuentren ambos Gobiernos en condiciones de señalar la fecha en que se inaugure esa explotación con la circulación diaria de trenes de viajeros y mercancías.

Francia ha hecho en los últimos meses un esfuerzo de tal magnitud, que a los más optimistas nos deja sorprendidos; y si de buenos españoles nos preciamos, no podemos dudar que pronto veremos imprimir la mayor actividad de nuestro lado, como resultado de gestiones que practican ilustres aragoneses, con la ventaja de que, tanto S. M. el rey don Alfonso XIII como su Gobierno, se interesan incesantemente por esta vía, la más central del Pirineo.

JUAN LACASA SÁNCHEZ-CRUZAT


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