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Artículos de Juan Lacasa Sánchez-Cruzat sobre Jaca y el ferrocarril de Canfranc
 

 Semanario "El Pirineo Aragonés"

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JACA Y EL FERRO-CARRIL VI

 

16/07/1910

Las condiciones climatológicas de esta montaña hacen que la agricultura necesite los brazos de los que a ella se dedican con grande actividad durante corta época del año; pero en cambio el espacio de tiempo que media desde la siembra de cereales en otoño hasta las faenas de primavera, es completamente muerto para nuestros labradores, de inacción casi absoluto, no sólo durante las largas veladas del invierno, sí que también en las horas del día con los campos cubiertos de nieve y caminos intransitables: muchas serían las comarcas de Europa que podríamos citar en apoyo de nuestra creencia de que, con el tiempo y merced a las ventajas del ferro-carril de Canfranc, los habitantes de estas montañas dedicarán la temporada de invierno a la preparación de ciertos materiales para la industria: Suiza produce la relojería a precios inverosímiles, merced a la baratura del trabajo a destajo (sic); Alemania exporta enormes cantidades de ferretería ordinaria, juguetes, y otras mil minucias, en condiciones excepcionales, debido a la labor de sus campesinos, que dedican sus aptitudes y horas muertas al trabajo de determinadas piezas, acaparadas luego por las grandes fábricas que hacen su montaje y por las casas de comisión que efectúan el empaquetado y presentación e invaden más tarde los más apartados mercados. Thiers, la ciudad famosa por su fabricación de cuchillería, recibe de sus campesinos las hojas forjadas en el yunque, que pulidas luego y completadas en los talleres con sus mangos de madera, de asta, de nácar, etc., se venden en toda Europa.

No nos permitiremos decir, ni mucho menos, que el mismo contrabando -que por fortuna ha desaparecido de nuestras costumbres, siguiendo las corrientes moralizadoras que a la nación marcan, no sólo los cuerpos encargados de evitarlo, sino también las mismas gentes del pueblo - pueda ser base para la implantación de determinadas industrias, pero vale la pena de observar en el presente caso la importancia industrial que han adquirido y todavía siguen adquiriendo las poblaciones fronterizas lindantes con las dos vías férreas internacionales que en la actualidad tiene España: Pasajes, San Sebastián, Hernani, Rentería, Gerona, etc., son buena prueba de nuestra afirmación.

Al tratar de la agricultura, ya expusimos que en Jaca y su montaña se produce patata excelente; y es sabido que cuantas variedades de ese preciado tubérculo se han ensayado, muchas de importación francesa, han producido cantidad y calidad inmejorables, a pesar de prestárseles poca atención y cultivarlas con escaso entusiasmo; pues bien, la fécula de patata es artículo de grande consumo en España, y en la actualidad se importa del extranjero, sin que su fabricación sea extraordinariamente compleja ni el coste de la fábrica de cantidad importante.

No nos extenderemos más en estos extremos, para no hacernos pesados a nuestros lectores, ya que precisamente la facilidad de comunicaciones ha de ser la que desarrolle la pequeña y la grande industria, sobre todo la primera, que nacerá con el aumento de población que seguramente ha de producirse.

Jaca no es población estacionaria; su estado actual difiere mucho del de veinte años atrás. Quien se fije, puede ver en ella la lucha entre su antiguo modo de ser y la nueva vida que en su interior se desarrolla, como augurio de otra más próspera y progresiva: siente que el calor de las locomotoras; que las corrientes eléctricas procedentes de la fuerza transformada por las aguas del Aragón; que el estampido de los barrenos, al romper las rocas para el asiento de la nueva vía, van debilitando cada vez más el cascarón de las antiguas murallas que la encierran, y que no está lejano el día en que, deshechos los últimos lazos que la aprisionan, utilizará los medios que posee para dar ocupación a numerosas familias, que en la vida industrial encontrarán los medios de atender a sus necesidades; y entonces será cuando, gracias a la actividad y al trabajo, se pondrá de manifiesto que la actual generación es digna hija de aquella que laborara por la construcción del Canfranc y que sabe aprovecharse de las ventajas de la nueva vía, no sólo en el orden industrial, sino en otros de diversos aspectos.

JUAN LACASA SÁNCHEZ-CRUZAT


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