"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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EL TÚNEL CARRETERO DEL SOMPORT. LA JORNADA DE FORGES D'ABEL

11/10/1991

El encuentro internacional del domingo 6 de Octubre 1991 resultaba profundamente evocador como lugar de reunión hispano-francesa. La espectacular geografía pirenaica, el alzado alarde de los montes fronterizos, se revestía, en el recién iniciado otoño, de densos verdores alimentados por la humedad atlántica de la vertiente norte y era una muestra de la Francia pletórica y grasa con esplendores vegetales que alcanzaban hasta el pie de las rocas grises azucaradas por una nieve prematura.

En el rincón de Aspe, descendidos del Collado de Sumo Puerto romano y santiaguista, andaba como oculta y avergonzada la boca Norte del túnel internacional ferroviario, la que oyó, cuando aún era piedra virgen a romper, el primer barreno perforador encendido por las manos solemnes y esperanzadas del oloronés Louis Barthou, en 1908. Y la estación modesta, la primera parada para los trenes en que tantas expectativas redentoras se pusieron. En la no extensa explanada, el ejército francés, el Regimiento de Infantería 18, había de desfilar el 18 de Julio de 1928, rindiendo honores a los dos Jefes de Estado, el Rey Alfonso XIII y el Presidente Gaston Doumergue. Pero todo eso es pasado, casi solo humo de recuerdos desvanecidos, memoria que se aleja enterrada en periódicos de hace muchísimos decenios.

También los hombres eran otros, muy distintos de los de 1920. Llevaban éstos chisteras o bombines, más siglo XIX que XX, más cerca de los que inventaron el Canfranc que de nosotros. Los de ahora, los de esta jornada comentada, habían olvidado las corbatas y preferían el deportivo atuendo, las camisas abiertas, las cazadoras y los pantalones vaqueros, con un aire joven y no solemne, con desenvoltura y hasta desparpajo.

Y en fin, tras el fondo de paisaje de alta escenografía pirenaica, el recuerdo del tren malogrado y las nuevas maneras de los que ostentan poder, la multitud que se manifestaba pacífica pero convencida, defensora del nuevo modo de relacionar, de matar la barrera milenaria, de unirnos e integrarnos en lo europeo.

También el serial oratorio era descomprometido y alegre, sin engolamientos ni aparato discursivo impropio del aire libre y del motivo reivindicador. Se ha dicho bien que quienes presentaban a los que iban tomando la palabra tenían algo de dirigentes orquestales de musical moderno concierto. El elenco de autoridades y representaciones era variopinto y había que explicar al auditorio las equivalencias de los cargos, el sentido del Gobierno Autonómico aragonés y la significación del Consejo Regional de Aquitania encabezado por Burdeos.

En fin, el hecho del Túnel Carretero y la polémica ecologista. En un examen de conciencia objetivo y sereno, nos parecía a los espectadores del gran encuentro que la obra, consagrada como tercero o cuarto enlace internacional, tras Irún o La Junquera y tanteando el nivel de Puigcerdá, está ya bendecida en las más altas instancias, en encuentros del Jefe de Gobierno español Felipe González y el Presidente Mitterrand, va pasando por trámites parlamentarios y se examina casi a diario, con decenas de reuniones sucesivas de la Comisión Mixta de expertos.

La postura ecologista, cuando nadie discute el respeto a la Naturaleza, desde la Geología a la Zoología pasando por la Botánica, debe ajustarse a una honda y meditada jerarquía de valores, con el Hombre y su entorno inmediato como objeto primordial a proteger. Bien decía el Presidente de la Diputación oscense Marcelino Iglesias que lo primero es retener al campesino en su medio nativo y para ello crear infraestructura que maten su aislamiento. O bien apuntado es el dato estadístico del Diputado en París, el pirenaico Jean Lasalle de la creciente concentración del 80 ó el 90 de la población francesa en terreno cada vez más reducido, por ejemplo el 20.

Junto a la exagerada aprensión ecológica, el eterno tema de los medios financieros y su juego de preferencias. Era la preocupación del Consejero del Gobierno aragonés Luis Acín, que pedía desde Francia al Gobierno de Madrid que se sincere con nuestra Región y diga claramente que el túnel es obra preferencial, encajada en las alturas gubernamentales dichas y también en los fondos europeos.

Casi finalmente, la sensación muy grata de que el esfuerzo altoaragonés y jaqués, resumido tanto en las palabras de Armando Ababía como en boca del organizador francés Lasalle ya aludido se conoce en ambas lados de la frontera, con las actividades culturales o folklóricas, la etapa de la Vuelta a Francia ciclista o la aspiración olímpica de ancho sentido pirenaico.

Hay que felicitar a los promotores de la convocatoria, que se movieron desde Pau haciendo venir a gente bordelesa de nivel altamente regional y extendieron su llamada a todos los Valles. No es hora de examinar presencias con mezquino criterio. Basta afirmar que el popular encuentro de Forges d'Abel era expresión patentísima de unas ansias de unidad. El mejorar la trama intersocial de las dos vertientes es tarea para largos años. Pero pasos como este del domingo 6 de Octubre de 1991 deben quedar como hito de históricas aspiraciones y repetir y renovar los lazos entre gentes que el túnel carretero va a situar a minutos de este Alto Aragón y a horas cada vez más reducidas de las tierras oscenses, las del Ebro y las de la azul Valencia mediterránea.

JUAN LACASA LACASA

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