"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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VEINTE AÑOS DESPUÉS. EL CANFRANC NO QUIERE MORIR

30/03/1990

Han pasado dos decenios desde la gran crisis de la línea internacional. Había circulado 42 años, de 1928 a 1970. La gestión aragonesa duró tres cuartos de siglo, 1853 nada menos a tal 1928 inaugurador. Hubo enorme constancia pero a la vez lentitud y llegada tardía al arranque cuando iba a resultar difícil tomar posiciones ya ocupadas por Irún y Port Bou.

Los argumentos geográficos, que califican al Somport, por collado o por túneles, como excelente paso central, persisten y son inamovibles. Pero las coyunturas históricas, cuasi geopolíticas, las económicas desde luego, siguen situando a Aragón en inferioridad frente a los colaterales vecinos españoles, más potentes en demografía, en industria y en peso en lo nacional español.

El mismo ferrocarril ha cambiado totalmente. En el siglo XIX no era fácil adivinar la importancia del venidero motor de explosión y el auge tremendo del transporte individual y por ende carretero. Y el mundo actual resulta el de las autopistas, el de los cientos de vehículos por mil habitantes. Frente a esto el tren debe transformarse. Lo último es la real aspiración y el gran logro de la alta velocidad, altísima mejor, para competir frente a la aviación en distancias europeas medias. El Canfranc de puente roto no puede ignorar a la vez estas realidades.

Hay que seguir mirando al pasado para aprender su lección tesonera. Pero hay que mirar aún más el porvenir. La batalla por el Canfranc, sobre todo en el lado francés, se mezcla con los proyectos de nuevo túnel carretero, a cota inferior al ferroviario abandonado. Y como entre los intentos de habla de supertúnel ferroviario posible, de Villanúa a Urdós, con 24 kilómetros, triple que el actual, resulta que manejamos nada menos que tres túneles, que resultan excesivos para la capacidad efectiva de Estados nacionales, de decisiones en los ámbitos europeos y desde luego superiores a la potencia de lo puramente regional, por muchas seudosoberanías autonómicas que se presenten.

Frente al gran panorama, no todo es tristeza y desesperanza. Noticias recientes, siempre a la espera de confirmarse por realidades, por pasos positivos que se sucedan, son de mejor disposición por parte francesa, que ha tardado mucho en volver la mirada a lo pactado en 1928, pero que ahora parece considerarlo. Sin embargo, en estos contactos con los fronterizos nos resulta claro a la vez el retraso en criterios de los vecinos sobre mejora de la carretera de Pau al Somport y coordinación con lo ferroviario a conservar y reanudar. Es patente el avance español en lo carretero desde Zaragoza, por Huesca, Sabiñánigo, Jaca y Somport.

Nuestra ilusión, que no decae, sueña con que un inmediato túnel carretero quintuplique el tráfico actual y ese crecimiento llame de nuevo al ferrocarril. Quede al menos para nuestros hijos esa posible gozosa realidad.

JUAN LACASA LACASA

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