"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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61 AÑOS DEL CANFRANC

21/07/1989

Como mero atento espectador asistió el firmante este domingo 16 de Julio de 1989 a los actos reivindicativos de la gran línea internacional, que fue ilusión y gloriosa hazaña de nuestros padres y abuelos y que ahora, a casi veinte años de la rotura de un puente en el lado francés, está quedando en mera nostalgia, aislado grito de protesta, pura memoria histórica y evocadora, diálogo casi imposible entre algunos que no nos rendimos, y las altísimas Administraciones de dos Estados que firmaron solemnes Convenios, que ahora sarcásticamente se ignoran, en medio de la lucha regional y de tremendas transformaciones técnicas.

Aplaudimos el gesto protagonizado en esencia por el Partido Aragonés Regionalista, abierto, es la verdad, a adhesiones y presencias no partidistas. Se ha hecho lo menos que se podía hacer: colocar unas piedras, rotularlas, pronunciar palabras esperanzadoras y caminar simbólicamente, unas decenas de personas, por el interior del túnel internacional, para salir a la luz más gris del lado francés y encontrar pequeños grupos, en esencia testimoniales, que tampoco olvidan el viejo Canfranc.

Hay que superar los meros gestos y ser tremendamente realistas, con una crudeza de médicos que se atrevan a decir al paciente la cruda verdad. Es un hecho patente que el transporte ferroviario, de viajeros y mercancías, atraviesa una hondísima crisis reconvertidora. De manera gruesa puede decirse que en España el transporte está siendo 90 por ciento carretero y 10 por ciento ferroviario. Y la novedad esencial del clásico tren está en montar nuevas infraestructuras que sean base de los trenes renovadísimos a doscientos por hora, que compitan con el avión en distancias medias de hasta mil kilómetros y que enlacen los grandes urbanos con comodidad superior a la de los aeródromos.

¿Qué perspectivas tiene el Canfranc de andar en línea de salida hacia estas posibilidades, frente a los consabidos Hendaya-Irún por el Atlántico y Cerbere-PortBou por el Mediterráneo? Seamos objetivos y reconozcamos que son pocas. El objetivo inmediato puede ser otro, meramente el que Aragón se asegure un puesto en las primeras fases del ajuste del ancho ferroviario español al europeo y que salgan de Chamartín y lleguen a Canfranc vagones directos que puedan seguir por dentro del actual túnel sin la menor maniobra ajustadora. La condena definitiva del Canfranc sería, por parte española, que se negase a nuestra región un puesto preferente en esa reconversión de anchos, que los no muchos kilómetros, por Huesca, Sabiñánigo, Jaca y Canfranc no condujeran al actual túnel, repetimos, y no se hubiera europeizado la línea del Ebro al centro del Pirineo.

Tras esta condición indispensable, sería inútil, seguir gritando a los sordos de Madrid o de París que un Aragón industrializado puede aportar cientos de miles de toneladas que hagan rentable la inversión, con automóviles fabricados junto a Zaragoza, con otras mercancías, con su riqueza agrícola también.

A 60 años de la apertura y a 20 de la rotura, unamos al gesto recordatorio la acción política y administrativa de cada día.

JUAN LACASA LACASA

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