"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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RECUERDOS DEL CARDENAL

28/08/1987

La tristísima noticia de la muerte de Dr. José María Bueno Monreal aviva en nosotros lejanos recuerdos de su presencia aquí. Queremos evocarlos y darlos a la luz como ínfimo homenaje a su memoria.

El Dr. don Juan Villar y Sanz, largos lustros Obispo de Jaca, partía para la sede de Lérida en el otoño de 1943. Iban a pasar más de dos años, hasta Marzo del 46, con el puesto de prelado jaqués vacante y una inquietud que a veces se renueva de pérdida de la Diócesis. Al fin llegó la gratísima noticia de la designación de don José María. Permanecería algo más de cuatro años aquí, hasta su marcha a Vitoria, otoño del 50, a donde se le acompañó masivamente.

Pequeños azares de la vida nos vinculaban a él. Al visitarle, como Alcalde el que firma, en el Obispado de Madrid, nos reconocíamos, tras muchos años, como compañeros de exámenes en la Facultad de Derecho de Zaragoza. Esta circunstancia y. su extrema bondad y afecto iban a impregnar nuestra lógica relación oficial que se hacía amistosísima y en extremo cordial. Se situó, dentro de las características de momento, a la perfección ante todas las clases sociales jaquesas, ante la Diócesis completa, en la Ciudad y los pueblos. Nada jaqués le era ajeno y su aragonesismo zaragozista y del Ebro se completó con lo montañés y pirenaico, que conocía bien desde su juventud excursionista.

Especial momento fue el de su viaje a América, Congreso Eucarístico en Colombia. Iba a volar largamente de Madrid a Estados Unidos para bajar a los países de habla castellana en un periplo en que derrochó españolismo y regresó con aureola de joven emisario de la Iglesia hispánica. Se le recibió jubilosamente, con cohetes en la Estación y a su entrada en la Catedral. En aquellas fechas le ofrecíamos un tríptico de sonetos del que nos atrevemos a revivir el dedicado cordialmente a su Cabildo de canónigos preconciliares: (ver epígrafe de Poesías). A don José María le hizo mucha gracia y sonrió amable ante la broma respetuosa.

De Vitoria pasaría a la Sevilla difícil de don Pedro Segura, prodigando paciencia y conciliadora bondad. Le visitamos allí. Iba volviendo a Jaca alguna vez y muy especial fue la del verano 1959, en que se le rindió gran homenaje, ya Cardenal, cuando regía la Diócesis su sucesor don Ángel Hidalgo. Oficialmente, se le vinculaba a lo jaqués. Todavía otra excursión en los años 70, con visita a Sasabe por ejemplo entre otros lugares que recordaba, y ya la última, herido por el mal, con la mente lúcida y el habla imposible, en 1986, subiendo aun a San Juan de la Peña y a Ansó con amigos y allegados.

Son nuestros Obispos una especial dedicación de la Iglesia universal y también española a esta tierra fronteriza y de montaña, con raíces milenarias que, nos emocionan y nos motivan. Cada uno de ellos aporta su carácter, sus maneras, su hacer cristiano. Y ello nos enriquece y nos llena de sano orgullo jaqués. En ese acervo queda el recuerdo de Príncipe de la Iglesia don José María Bueno Monreal, Obispo de Jaca en la mitad del siglo XX.

JUAN LACASA LACASA

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