"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

<<volver

DR. CARLOS CORONA BARATECH, CATEDRÁTICO, UNIVERSITARIO JAQUÉS

06/02/1987

El 13 de Enero último la muerte alcanzó en Zaragoza a este tan ilustre paisano nuestro, cuya vida y hacer queremos glosar en las páginas de EL PIRINEO, siempre atento a lo cultural.

Carlos Corona nace en Jaca en torno al inicio de los felices veintes y los que andamos en avanzada fase de la vida recordaremos perfectamente su ambiente familiar, con progenitores vinculados a industria de la madera y situación en inmueble de la carretera de Francia, en esa recta hasta San Marcos donde naturalmente no estaban entonces la Escuela de Montaña ni apartamentos ni bloques. Era una avanzada de los Ensanches por donde la Ciudad se empezaba a expansionar.

Destacó en los estudios, y pensamos no le sería ajena a su temprana vocación universitaria la presencia en finales de la decena 20 y en la 30 de los profesores para extranjeros que capitaneaba Miral. El hecho es que tras estudios medios en Jaca entendemos que pasa pronto a Zaragoza y en Filosofía y Letras se manifiesta su inclinación a la Historia.

Ya en la postguerra española y acabada la Mundial, en plenitud recobrada nuestra Residencia de Verano, Corona aparece en el Curso de 1946, con 16 lecciones sobre España desde Carlos V al Liberalismo con Austrias y Borbones. Y como ha figurado en el programa de 1986, son 40 años o cursos sobradamente cumplidos al servicio de lo universitario jaqués.

De tan extensa docencia en Jaca, acaso ignorado a veces por las nuevas generaciones que se suceden con rapidez, queremos destacar una muy importante conferencia que pronuncia en el Teatro Unión Jaquesa en 1959, el 24 de Julio, sobre Aspectos Culturales de la Tecnificación. Allí su vuelo en altura para amplia visión del mundo contemporáneo supera los temas de su profunda especialidad, Borbones, siglo XVIII, para explicar como el XIX contempla la industrialización en los países avanzados de Occidente y conlleva enormes cambios, con móviles de utilización inmediata latentes en las doctrinas de Darwin, Spencer, Marx o Nietzsche, crecimiento de las ciudades, éxodo rural, suburbios, problemas sociales, disociación interna, pérdida de valores humanos. Afronta incluso las consecuencias de la automación que empezaba, con temible futuro decía.

Pero, ya lo hemos apuntado, su gran tarea de Catedrático de Historia Universal Moderna y Contemporánea es el avanzado siglo XVI, reinados de Carlos III, 1759-1788 y Carlos IV, 1788-1808, en unos cincuenta años en que Ilustración y Revolución van a cambiar el panorama europeo, con contradictorias consecuencias de renovación material en parte y grandes transformaciones en el sistema de ideas y creencias. Obras suyas fundamentales son su Tesis altamente premiada en Madrid, 1945, sobre José Nicolás Azara o Revolución y Reacción en el Reinado de Carlos IV, 1957, o los estudios sobre motines y pequeñas revoluciones en Aragón. Su última presencia importante es la apertura de curso 85-86 en Zaragoza, donde pronuncia la lección magistral.

Corona ha quedado vinculado a un personaje esencialmente dieciochesco, a lo Aranda y otros aragoneses de primerísima fila en la España de entonces, a José Nicolás de Azara, diplomático, erudito y unido también a las Artes. El primer Marqués de Nibbiano, estudioso en la Sertoriana de Huesca y en Salamanca, aparece pronto en altos cargos en Madrid pero su largo y gran hacer es en Roma, durante más de 30 años, vinculado a los Papas Clemente XIV y Pío VI, apareciendo de negociador nada menos que mano a mano con Napoleón en gestiones decisivas para el salvamento de los horrores de la guerra de la Ciudad de Roma. Había nacido en el pueblo oscense, Somontano de Barbastro, de Barbuñales, a donde regresa en sus muy últimos años, ya apuntando el siglo XIX. Alfonso Zapater, en su gran serie enciclopédica Aragón Pueblo a Pueblo ha evocado con sencillez y fuerza descriptiva el recuerdo que aún se conserva en ese pueblo de 120 habitantes del prócer Azara, por ejemplo con la carroza en que hizo el viaje desde Roma a Barcelona y el propio Barbuñales y trozos de su epistolario. De desear es que el ambiente tan minuciosamente revivido por Corona de esa etapa final del XVIII tenga alumnos y continuadores en los medios universitarios zaragozanos.

También de lo jaqués de aquellas etapas, con una balbuciente Sociedad de Amigos de País en el propio Jaca y primeras aspiraciones para el Canal, que habría de esperar un siglo más menos, hasta final del XIX, se ocupó Corona. Quede en EL PIRINEO el emocionado recuerdo al maestro, al amigo y al jacetano, que por su bondad y recia hombría habrá merecido el premio de Dios. A sus familiares, nuestro más sentido pesar muy amistoso.

JUAN LACASA LACASA

subir^^
siguiente
>>