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"Los afanes de una vida" |
PRESENTE Y FUTURO DE SAN JUAN DE LA PEÑA27/09/1984 |
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El pasado de San Juan de la Peña está presente en la conciencia de los aragoneses. Es el gran símbolo del remoto ayer originario, evocador, monumental, tumba de Reyes, nuestra gran piedra lírica. Y a la vez exaltación de la Naturaleza y el paisaje pirenaico, en la fronda forestal y el perfil gris y blanco de la frontera recortado en el sereno azul. Otra cosa es el presente. Abandonado por los Benedictinos milenarios en 1835, habrán transcurrido 150 años en el inmediato 1985. Es momento de profundizar. Tras inacabables gestiones, son una realidad hoy importantísimas obras en el Monasterio Viejo. Se ha atendido sobre todo a eliminar humedades de suelo y subsuelo, que siempre amenazan la estructura toda, y renovado por completo las cubiertas, entonadas y tradicionales en madera impregnada, bajo el vuelo de la roca. Esto asegura otra etapa, digamos centenaria, de seguridad, a poco que se atiendan detalles a diario o anualmente. Llega también el trabajo actual a lo decorativo. Se ha mejorado la pétrea zona absidial de la Iglesia Alta, siempre hablamos del Monasterio Viejo, y se salvan en última instancia los grandes y valiosísimos restos de pinturas románicas en el doble altar mozárabe de la Iglesia Baja o primitiva. Igualmente se va a dignificar, en renovado suelo de mármol, en estucos al fuego y en limpieza de placas funerarias, el Panteón de Reyes, en la versión de Carlos III, que aun anacrónica en el ambiente románico es expresión de recobramiento en un momento de renovación española. Todo esto va a significar una superación de los trabajos del arquitecto Iñiguez Almech hacia 1935, hace medio siglo ya, y no digamos respecto al trabajo no acertado de Francisco Lamolla hacia 1920, por no hablar del momento de final de XIX con Ricardo Magdalena. Todos estos antecedentes se han tenido en cuenta por el actual arquitecto Ramón Bescós Domínguez, madrileño ahora pero de raigambre muy oscense. En una zona aneja al Panteón de Nobles, que venimos llamando dependencias, se van a ganar más de 100 metros de superficie con tres piezas funcionales que puede ser pequeño museo y archivo, sala de reuniones, oficina y demás, en un reaparecer de algo más que las propias piedras esquemáticas y deshabitadas. Queda afrontar con acierto la inmensa superficie del Monasterio Nuevo, en un rectángulo colosal de unos 150 metros de lado promedio, con la masa de ladrillo 1.700, la Iglesia de 1.500 metros cuadrados, las espectaculares torres salvadas con la Iglesia por Chueca Goitia en el decenio de los 50 y potenciado todo por la Hospedería, construcción de la Caja de Zaragoza, Aragón y Rioja hacia 1955. Hay un proyecto de la Diputación Provincial, arquitecto Aranda Jaquotot en 1981, que debería ponerse en marcha con cualquier fórmula, incluso la de campamentos juveniles de trabajo. Está siempre favorabilísimamente presente la acción del actual ICONA, Ingenieros de Montes con conciencia del valor de aquella vegetación espectacular, con el logro reciente del camino asfaltado por Santa Cruz, un inmediato aparcamiento adecuado para las visitas al Monasterio Viejo y un porvenir siempre vigente de mejoras. Junto a ese siglo y medio a conmemorar pronto, 1985, coincidirá otro medio siglo, desde 1935, en que se constituyó el Patronato del Monasterio Alto, con presidencia de los sucesivos Rectores universitarios Y finalmente, va a hacer, siempre en 1985, 35 años del establecimiento de la Hermandad en 1950. Perteneciente a todo Aragón, a la Provincia de Huesca en primer término, corresponde aun mayor conciencia y responsabilidad a los jaqueses todos, a su municipio, al Obispado desde luego que apoya cordialísimamente estas iniciativas, el cuidar de San Juan de la Peña. Estamos seguros que la Diputación General de Aragón, sus organismos de Cultura, las actuales fuerzas políticas, acogerán cualquier iniciativa sanjuanista, en conservación del glorioso pasado, en activo presente y esperanzador futuro. JUAN LACASA LACASA |