"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

<<volver

RECUERDOS ARAGONESES DEL SANTO CÁLIZ DE LA CENA DE JESÚS

28/04/1983

El viaje a España de Su Santidad el Papa Juan Pablo II en Noviembre de 1982 ha traído a la luz, a la publicidad y renovada exaltación cristiana una joya inestimable para cuantos somos creyentes, la del Santo Cáliz de la Cena del Redentor.

Esta máxima reliquia se guarda en la Catedral de Valencia. Pero está tan fuertemente vinculada a la historia aragonesa, muy concretamente a San Juan de la Peña y posteriormente a la Aljafería zaragozana, tras su llegada previa en el siglo III a tierras oscenses a través del mártir San Lorenzo, que todo lo que se refiere a ella nos llena de devoción, de curiosidad y de emocionada alegría.

Amigos valencianos mantienen con quienes nos ocupamos de San Juan de la Peña una entrañable relación, que se anudó hace ya casi 25 años, cuando el Cáliz fue traído triunfalmente y el gran recorrido por toda Aragón, de Sur a Norte y de Norte a Sur, culminó en la jornada del 29 de Junio de 1959, con la presencia en San Juan de las primeras autoridades eclesiásticas y civiles de la Patria Española.

La fotografía que nos manda el Canónigo Guardador de la reliquia en la Catedral Valenciana, don Vicente Moreno Boria, dice lo suficiente de gozo de esos católicos de Levante, que tuvieron la satisfacción de que Juan Pablo II celebrase la Eucaristía el 24 de Noviembre de 1982 con la copa sagrada, nada menos a 1.724 años de distancia del remotísimo 258 en que la utilizó en Roma el Papa Sixto II.

La Cofradía del Santo Cáliz, en Valencia, rinde culto constante a esa pieza impar, divulga cuanto se refiere a su historia, la guarda celosamente y a través de incidencias en ocasiones excepcionales está logrando continuar una tradición que se va acercando a los dos mil años, desde el momento de la Redención, de la presencia de Jesús Dios en la tierra.

No es fácil esquematizar las grandes etapas de este Cáliz. Pero digamos someramente que se le estima traído de Palestina a Roma por el propio Apóstol San Pedro, que permaneció allí unos dos siglos y que fue enviado a España en momento de turbulenta decadencia del Imperio Romano. Estuvo en Huesca hasta la invasión árabe de España, subió a estas montañas pirenaicas y permaneció en San Juan de la Peña hasta 1399, en que aquellos benedictinos del Monasterio Viejo, accedieron, por unanimidad, a los deseos del Rey Don Martín el Humano.

Y por las manos de éste, de Fernando de Antequera y del gran Alfonso V el Magnánimo, tras paso por la Aljafería y por Barcelona, llegó a la Catedral de Valencia en 1437 y allí sigue ya por bastante más de 500 años.

Hechos lamentables lo alejaron de esa ciudad con ocasión de la invasión napoleónica, en que estuvo en Alicante, Ibiza y Palma de Mallorca, y así mismo en la guerra civil española se le guardó oculto en el pueblo de Carlet. Retornó a su actual destino el 30 de Marzo de 1939.

Hacia 1960 el profesor Dr. don Antonio Beltrán Martínez realizó un magnífico estudio artístico e histórico sobre el Santo Cáliz y sus conclusiones dicen que la copa se remonta a la época entre los siglos IV antes de Jesucristo y I de nuestra era, labrada en un taller oriental de Egipto, Siria o Palestina y que pudo estar en la Cena de Jesús. El pie es egipcio o califal de los siglos X u XI. El aspecto actual es el mismo que el de 1399.

Gran vinculación a esta joya ofrece la inmortal ópera “Parsifal” de Ricardo Wagner, estrenada en Bayreuth en 1882, hace pues un siglo. Se apoyaba en textos alemanes en especial los del siglo XIII de Wolfram de Eschenbach, con las andanzas de los caballeros que realizan hechos portentosos en su ansia de hallar el vaso sagrado.

Pudiera parecer a algunos que estas remembranzas aragonesas son intrascendentes y pura y remota memoria de algo que se esfuma, se aleja y pierde sentido. Pero, reiterando nuestra condición de creyentes y uniéndola a un exaltado aragonesismo, desde este rincón oscense y jaqués que tiene a San Juan de la Peña por lugar sublime, en que lo material se hace espíritu, en que la Naturaleza, la Tradición, la Historia y el Arte componen un todo, hemos de unirnos al gozo de los amigos valencianos que asistieron a la Misa de Juan Pablo II y enviarles un fraternal abrazo y una constancia de que les agradecemos que guarden tan piadosamente lo que un día digamos que fue nuestro, pero que a la vez es tesoro de la Cristiandad ecuménica, de la Humanidad entera sin distinción de credos ni convicciones.

JUAN LACASA LACASA

 

subir^^
siguiente>>