"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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MANOLO IZUEL DEPORTISTA

18/09/1980

Las raíces de lo deportivo jaqués alcanzan en el fútbol a los primeros felices veintes tan lejanos y en el esquí al arranque del decenio siguiente los años treinta. En ambos ha habido una figura un tanto legendaria y aún mítica, la del ahora desaparecido.

El balón empezó a correr en Jaca pateado por los chicos de los colegios Escolapios y Corazonistas entonces y más en serio por las quintas militares que nutrían generalmente al regimiento Galicia 19 y también al Batallón de la Palma, con jugadores catalanes y algunos, vascos, menos de éstos, que trajeron aquí la escuela de pase corto de los ases de Barcelona o la bilbainista del pase largo a lo inglés. Recordamos lejanísimos partidos nada menos que en la Ciudadela y hasta en el viejo Campo del Toro, luego Ferial y luego Estación de Autobuses aun subsistente. El primer campo propio de las sociedades jaquesas fue el de la Corona de los Cuervos. Sucedió con brillantez el de la carretera de Navarra y ya hace solo pocos decenios el municipal de junto al río Gas, ahora Palacio de Hielo y contiguo desde luego al actual.

El momento más activo y brillante de Manolo Izuel es en la carretera de Navarra, cuando es el guardameta de equipos de la Agrupación Deportiva de Jaca en que actúan otros destacadísimos jugadores ya borrados casi en el recuerdo, de los que podemos salvar aún al delantero Betrán, al medio Paquito Terren o al también delantero Herráez. Izuel tenía unas notas decisivas de arrojo, el lanzamiento a los pies del delantero contrario, o la estirada alargadísima, las paradas por alto apoyado en su estatura y el blocaje seco con buenas tenazas en las amplias manos. Modelos para él entre los adversarios serían aquel Vilarrodona procedente del Español de Barcelona, sustituto un tiempo de Ricardo Zamora y llegado al ambiente zaragozano y sobre todo oscense, o el también catalán Jaumandreu inserto igualmente en Zaragoza. A Manolo le sucedería principalmente Puente, situado en Canfranc. Manolo aguantó partidos durísimos frente a los profesionales de Huesca que rivalizaban con los zaragozanos de Iberia Stadium o Patria predecesores del actual Zaragoza unificador.

En el esquí Manolo tenía un estilo también directo y lanzado, sin florituras, la bajada impetuosísima y rectilínea desde la altura de un Tobazo sin remontes. Pero su principal personalidad era la de conductor del autobús a la nieve, dominando en medio del jolgorio del regreso las tremendas curvas de Canfranc a Villanúa sin que milagrosamente se abandonase la carretera. Ello en los años treinta sobre todo y creo que algo también tras las guerras, pero ya en más maduro y estable.

Se marchan con él recuerdos del Venga Horizonte y de aquella Agrupación. Quedan pocos supervivientes. Del fútbol sobre todo Lorenzo Cros y de los esquíes Gerardo Pérez o Jesús Paules. En nombre de todos aquellos alegres deportistas queremos darle el cariñoso y cristiano adiós.

JUAN LACASA LACASA

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