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"Los afanes de una vida"
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EL JACA DEL SIGLO XX21/06/1979 |
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Inserto en lo español, Jaca ha hecho su camino estos ya ocho decenios, que la han configurado como algo absolutamente distinto, pero a la vez sin perder raíces, de lo que era a comienzos de la centuria. Podemos situar el Paseo, de variados nombres: Alfonso XIII, Galán, Franco... como un eje de finales del XIX o comienzos del XX, que pudo haber prolongado con exactitud la calle Mayor, pero que se fue un poco más al Sur y dejó entre él y la Ciudadela la zona actual del Seminario. Hacia 1917 se sitúa el trascendental paso de derribo de las Murallas y algunos torreones de ellas. Pudieron haberse salvado, pero evidentemente, al margen de su obsolescencia militar, su carencia de valor defensivo, ello hubiera comportado problemas económicos importantes, que no se pudieron afrontar seguramente. Los felices veintes representaron la paulatina ocupación urbanística del Sur del Paseo, o su izquierdo saliendo de la vieja ciudad medieval. Allí aparecieron chalets y la Universidad de Verano en 1927, aceptando con acierto, y ello aun se refleja para bien, en buena parte el planteamiento del Plan Lamolla de 1920. Los subsiguientes años treinta presentaban el Grupo Escolar, hoy Instituto Domingo Miral. Unas integraciones de manzanas perfilaron una zona llamable de Educación y Ciencia. Y fue quedando un hueco junto a la carretera, que acertadísima permitió situar el Gran Hotel de manera extensiva. Por el Norte, como un benéfico azar, se había situado, luego resultó transitorio, el Ferial de Ganados, que desapareciendo también avanzados los años cincuenta permitió situar viviendas de muy fácil acceso económico las de patrocinio municipal, apareciendo bloques de moderada altura, y extensivos, ajardinados, que seguramente hubiera sido acertado seguir en lugar de avanzar a la masificación. Empezó años antes ya, en los primeros cuarenta, el desbordamiento de la meseta hacia depresiones onduladas como la de la ciudad Jardín, con chaletillos baratos en dirección a la Estación ferroviaria. Esta quedó enlazada rectamente con el viejo Casco a través de las dos “Diagonales”. Ya contemporáneamente se multiplican las urbanizaciones, destacando “Prado Largo” en la depresión de Fuente San Juan. Por el Sur absoluto, cerca del río Gas, la Travesía exterior, carretera surgida para descongestionar la calle Mayor del tráfico pesado sobre todo, hizo brotar lo deportivo en crescendo, sobre todo con el Palacio del Hielo. Mención especialísima merece el Paseo de la Cantera, logro extensivo también. Y a la hora presente el empuje general alcanza hasta las alturas de Rapitán. Creemos que pudiera entrarse en una fase de empastamiento, de solidificar y completar lo hecho, mejorando infraestructuras, por ejemplo servicios de agua en dosis masivas, ya que se dispone de ella, se puede clorificar cuanta se desee y es solo cuestión de más tuberías. Y a la vez, superando trámites en amistosa colaboración con la Autoridad Militar, poner en marcha el Plan General y los Planes Parciales o por zonas de Urbanismo. La coyuntura depresiva de venta de pisos en grandes bloques podrá pasar, al menos en algunos años, y Jaca deberá seguir su crecimiento. Deseable es que hacia el final de siglo la vieja ciudad de Sancho Ramírez aparezca, con su viejo Casco catedralicio, como algo armónico y total, integrado, asequible, sin desequilibrios. El geógrafo Casas Torres dijo, en conferencia universitaria sobre este urbanismo nuestro, que en la Historia de Jaca hubo dos siglos importantes: el XI, cuando éramos cabeza del incipiente Reino de Aragón, y el XVI, cuando surgen la fachada del Ayuntamiento, las Capillas de la Catedral románica en sus altares y decoraciones, y la propia Ciudadela. Acaso esa historia, que continúa a través de generaciones, cite al siglo XX de Jaca como la ciudad de servicios y de cultura, que alberga Universidad, Instituto, enseñanzas de toda clase, Palacio de Congresos, y asegure nuestro papel de avanzada y de estupenda muestra española en la misma frontera. JUAN LACASA LACASA |