"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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UN CANFRANC AGÓNICO EN UN ARAGÓN IMPOTENTE

02/04/1977

Esta frase de excepcional pesimismo se justifica por sí sola si pensamos que estos días se cumplen ¡siete años! del accidente de 27 de marzo de 1970, a unos kilómetros al sur de Bedous, que interrumpió una línea ferroviaria internacional, sin que las gestiones bilaterales de 1971 y 1973 en Madrid y París lograsen la reanudación y siendo los posteriores contactos aún menos profundos y desde luego sin ir al toro de una vez por nadie.

Reconozcamos que el tiempo español, en larga etapa, ha sido cambiante, con episodios trascendentales a finales de 1973 mismo y de 1975 con la muerte del Jefe del Estado General Franco. Con ello se entró, junto a las esperanzas ante la Monarquía sucesora de Franco, con el joven Rey a su cabeza, en una fase de optimismo pero también de preocupaciones esencialmente políticas que pueden hacer sombra a las técnicas económicas.

Por recapitular algo de los últimos doce meses digamos que fueron hechos importantes los contactos hispanofranceses en el Palacio de Congresos de Jaca y en el viejo Parlamento de Navarra sede del Consejo Departamental General, en Pau. Igualmente, alguna reunión en la Dirección General de Transportes Terrestres del Ministerio Obras Públicas de Madrid y últimamente la emisión de un Informe Económico-Social por la Diputación Provincial de Huesca, que dedicó monográficamente al Canfranc casi doscientas páginas de apretado material legal y estadístico, que en definitiva quería demostrar que con una recaudación de unos 175 millones de pesetas al año la parte española del carril Zaragoza-Pau y sus zonas de influencia, si se sabe concentrar clientela racional y disputar a la carretera tráficos adecuados a la vía férrea, tiene que ser rentable el Canfranc.

Otro hecho de trascendencia fue las manifestaciones del Ministro de Obras Públicas español señor Calvo Sotelo, en la Prensa de Zaragoza en el otoño de 1976, con ocasión de la Fiestas del Pilar, y luego en su visita a nuestra cabecera regional demográfica por el 50 aniversario de la Confederación del Ebro. El Ministro se mostró pesimista respecto a la disposición de los franceses ante el Canfranc, pero a la vez prometió atención a la mejora de los servicios en el lado español. Sin embargo, el enorme déficit de RENFE en 1976 tras unos años menos malos, y el cambiante momento español político aludido, con incertidumbre lógica tras las elecciones respecto a quiénes regentarán los Ministerios, no nos hacen optimistas de momento.

Creemos, yendo al fondo, que lo que nos pasa con el Canfranc es consecuencia de la pérdida global de peso específico de Aragón en el contexto nacional. Estoy seguro, al margen de nuevas inquietudes regionalistas entre nosotros, que en definitiva seguiremos siendo de espíritu más incondicionalmente unitario que otras regiones, aunque en momentos decisivos de la vida de España hayamos pesado más que ellas moralmente.

Por todo esto, frente al futuro, y creyendo que escribiendo así al menos cumplimos el deber de no dejar el tema en el olvido y el polvo los archivos, y la línea anticuada y pudriéndose, con horarios decimonónicos y desatendidos, y la Estación Internacional rodeada de cardos y de pinos que van ocultando los carriles, pensamos en un par de cosas, si no optimistas por lo menos más nuestras y más para hacerlas sin esperar de los demás.

Una, que el potencial industrial aragonés, e incluso el agrícola, sigue creciendo, con 8.500 licencias de exportación anuales en Zaragoza, en gran proporción hacia Europa. Otra, que veintiséis hombres, muchos de ellos forzosamente nuevos, representarán a Aragón en Madrid, catorce diputados y doce senadores, a finales de junio, y esperamos que no olvidarán el Canfranc, que para el elector, frente a cualquier opción ideológica y doctrinal, debe ser también condicionante exigente, pidiendo que se afronte de una vez ahora y no cuando nos hayamos muerto, el tema de nuestra vía a Francia.

Otros datos nacionales pueden flotar a la vez. De una parte, el conjunto de los tráficos internacionales por caminos de todo orden, autopistas o ferrocarriles modernizables continuamente. De otra, que estos días, de forma casi inaudita, se vuelve a hablar de intentos de crear una nueva línea España-Francia por los Alduide, en el Noroeste navarro, aludiendo a veces a la saturación de Irún, sobre la que hemos hablado sin que se nos haya hecho el menor caso en las alturas. Todo esto es la realidad nacional. Repito que nos conviene obrar a nosotros, con noble exigencia. Hasta el año que viene por ahora, si Dios quiere.

JUAN LACASA LACASA

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