"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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EL CANFRANC DESDE VILLANUA

07/09/1974

(Del programa de la Asociación Cultural Altoaragonesa "El Cachirulo" de Villanua, en su IV aniversario, 01/09/1974)

La Asociación Cultural Altoaragonesa “El Cachirulo” siente como propias todas las inquietudes regionales y me dice que le comente al día la situación de nuestro querido y preferido Ferrocarril Internacional de Canfranc. Lo hago con el máximo placer, porque esa petición muestra que el Canfranc sigue anclado en la conciencia aragonesa y por ello no morirá mientras se siga hablando en aragonés.

Baja el río Aragón desde el praderío de Astún y Candanchú y se alegra, tras las angosturas de la Torreta o Peña Caída al asomarse al llano de Villanúa, que es como un preludio de la meseta jacetana, bajando en escalones de cien en cien metros, 1.600 en Somport, 1.200 en Canfranc estación, 1.100 en Villanúa, 800 en Jaca. Parecía indicar milenariamente un camino para atravesar el Pirineo, así lo muestran las huellas romanas no tan esfumadas ni nebulosas. Nuestros abuelos decimonónicos lograron insertar, cuando la red ferroviaria española se iba perfilando, la idea del Canfranc en los grandes planes nacionales. El tren llega a Zaragoza unos veinte años después de empezar a circular por España en otras líneas menores, sube a Huesca en 1885 como muestran viejas litografías en un Alfonso XII patilludo e inaugurador, alcanza Sabiñánigo y Jaca en 1892. Se perfora el túnel larguísimo e internacional hacia 1912, providencialmente acabado antes de la Guerra Mundial I de 1914-18, y culmina todo con la jornada ahora inverosímil del 18 de julio de 1928. Han pasado 46 años, casi el medio siglo, y, como nos permitimos decir al Ministro del Desarrollo en Huesca en abril último, crece la hierba entre las vías de la inmensa Estación como lo haría en las ruinas de Itálica. Silencio, abandono, incertidumbre, desesperanza, anacronismo, discriminación regional, y sin embargo a la vez sustancia, imperturbabilidad, aguijonazos a la Administración, no rendirse, imitar en su tesón a los abuelos creadores, Dios y tiempo con nosotros.

El hecho es que llevamos más de cuatro años de “puente roto”. Ha habido en las primaveras de 1971 y 1973, dos negociaciones en París a casi alto nivel, con comisiones hispano-francesas reunidas en el Quai d’Orsay, sede del Ministerio de Negocios Extranjeros de Francia. Nos cupo el honor de acompañar en ellas, representando con otros al Aragón interesado, a los representantes y técnicos de la Administración española. El caballo de batalla es la rigidez de criterio de la SCNF, Sociedad Nacional de Caminos Férreos, de Francia, gemela de nuestra RENFE, con su criterio de visión realmente cerrada y parcial, de la rentabilidad línea por línea, sin tener en cuenta lo más mínimo el propio abandono paulatino de la mejora de los servicios, creando la pobreza circulatoria de que se nos acusa para pretender liquidar la línea definitivamente.

Mientras, las líneas de los extremos del istmo fronterizo llegan a la saturación, Hemos manejado las cifras de 17.000 millones de pesetas recaudados en 1973 por la Aduana española de Irún, contra los escasos 50 millones en Canfranc, diferencia de 340 a uno, increíble. Irún creció en pesetas un 34 por 100 en el 1973 sobre el 1972 y por ese camino se duplica en menos de tres años, agudizando hasta la locura las diferencias regionales. Por dar idea gráfica de éstas, digamos que hay zonas industriales de Barcelona y Guipuzcoa-Vizcaya, lógicamente luego conflictivas en lo ecológico y en lo social, con 400 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que en el Norte de Huesca, ejemplo el partido de Boltaña, con 3.000 kilómetros cuadrados, tiene sólo 12.000 habitantes, a cuatro por kilómetro, diferencia cien a uno. ¡Así hay que hablar de trasvases de todo, para liquidar pedazos de solar patrio!

Dejando estas exaltaciones, a las que nos lleva nuestra sinceridad aragonesa, digamos que sabemos de sobra que el Canfranc sólo se salvará con un Aragón más desarrollado. Pero como creemos que el desarrollo de Aragón es inevitable, pues sin él España se iría suicidando y abandonando su unidad, su equilibrio moral, físico, histórico y político, el Canfranc también se salvará. Por de pronto, NADIE SE ATREVE A CERRARLO.

La reunión de la Comisión de Límites de Madrid, 15 de junio pasado, parece esperanzadora, según nuestras referencias autorizadas. Seguiremos imperturbables insistiendo en la reivindicación aragonesa. Machacaremos, asombraremos a Madrid con nuestra constancia. Y por eso nos anima y conforta la adhesión de los cachiruleros. Gracias a todos por su interés, en nombre de la Ponencia Canfranc del CESIE.

JUAN LACASA LACASA

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