"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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ÉPOCAS Y HOMBRES DE JACA. D. ANGEL BETÉS BRÚN

13/01/1973

Se ha ido un jaqués cien por cien, un octogenario cuya vida se inserta tanto en la colectiva local, que resulta símbolo de la marcha viva de los tiempos.

El viejo Jaca, aun decimonónico, tenía en calles y plazuelas, en pequeños barrios del viejo casco, un ambiente que ahora se esfuma, desdibujados, al ampliarse, sus trazos entrañables. La hoy calle Ramiro I se llamó de la Luna, gemela con la del Sol, esta luego de Costa y hoy fundida en Ramiro también. Allí nació Ángel Betés Brun, muy pegadamente a la casa de mis mayores. He oído contar de las inverosímiles madrugadas activas de joven artesano aplicadísimo que iba subiendo escalones en lo social y luego, sin perder su apego a las “calles bajas”, se traslada a la de Ferrenal, que me parece que Juan Aznárez identifica etimológicamente con praderío y humedad, y que se llamó transitoriamente de General Ampudia, vinculado éste por algo al Cuartel de los Estudios.

Betés representa, en los primeros decenios del XX, al trabajador que sabe de mejoras y de industrialización, que construye y evoluciona, adapta su hacer al cambiante signo empresarial de nuevos tiempos, pero manteniendo, de por vida y hasta el final, una vinculación ejemplar al trabajo, sin retiro práctico, sin abandono de diario horizonte laboral.

En su madurez, pasado el feroz trauma de la guerra civil, adicto a ideas de orden y con sentido religioso de la vida, es llamado, por méritos y vocación, a una larga etapa de concejalías y tenencias de Alcaldía. Quiero expresar aquí mi recuerdo emocionado a su colaboración meritísima y unir su nombre al de otros desaparecidos, Mariano Gállego Roselló y Miguel Pardo Laclaustra, de caracteres bien dispares pero unánimes en el entusiasmo jacetanista. Ellos encabezan sucesivos equipos municipales, con labradores, empresarios, profesionales, obreros y empleados, en las décadas de 1940 y 1950, y preludian con escasísimos medios, con exigencias tributarias que parecieron intensas y ahora resultan microscópicas, el Jaca actual abierto y desbordante.

Aprecié en Betés continuamente una serena labor de equilibrio, de ponderación, de sin prisa y sin pausa, de freno discreto y colaborante frente al juvenil intento acelerador mío, haciendo lo posible y algo más sin comprometer la estabilidad ni el rumbo. Quiero destacar dos cosas concretas, la preocupación del desaparecido por los temas del coste de la vida, labor eminentemente social y práctica, y su decidida actitud en la decisión y el expedienteo del Instituto de Enseñanza Media objetivo logrado al fin por aquellos equipos, tras mil dificultades aquí y en Madrid, y cuya instalación redondeó y perfeccionó, con cuidado y amor, Benigno Fanlo Cayuela.

Fruto a la vez de lo universitario, el Instituto es la raíz de las nuevas generaciones jaquesas, de su calificación, instrumento decisivo de potenciación y nivelación social.

Hombre de un tiempo primero agitado y luego tranquilo. Betés cumplió, en juventud entregada al trabajo, en madurez que le llevó a lo público y en altos años de retiro y de silencio, los deberes de las edades de que habló Marañón. Y como su tarea se vinculó a todo lo jaqués, en esta hora de su marcha, los que fuimos sus amigos y compartimos con él inquietudes e ilusiones, le recordamos con sosegado dolor y le dedicamos cristiana y cordialísima oración.

JUAN LACASA LACASA

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