"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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EL CASINO UNIÓN JAQUESA, LA MÁS AMPLIA ENTIDAD JACETANA

21/06/1965

En el último día de 1889 unos ciudadanos beneméritos y optimistas constituían una sociedad de fines recreativos y culturales, cuya vida ha tenido la suerte de prolongarse lo bastante para alcanzar sus Bodas de Diamante, al superar hace algunos meses sus 75 años de existencia. Más de mil socios, de absolutamente todas las categorías, civiles y militares, vecinos y residentes, comerciantes e industriales, obreros o profesionales, forman en sus filas.

Tras una vida casi trashumante, en diversos locales ajenos, entre ellos en el propio edificio municipal de la calle Ramón y Cajal, logró afincarse en 1927 sobre el solar del viejo Seminario, en la calle del Carmen, con extensión hasta la Ronda de Miral, en la línea de la vieja muralla, hoy irreconocible y, recientemente, hace pocos años se extendió a otro terreno amplio y próximo, el del caserón Misericordia, sobre el que ha levantado su parte moderna y novísima.

Ya es una realidad patente la influencia en Jaca de estas obras ampliadoras del gran club jaqués. Ya cientos de personas, socios y amigos que acuden a veces, pueden ir usando locales para honesto esparcimiento de animadas fiestas sociales. Al menos podemos mostrar eso, en trance casi de acabamiento, pero mejor de sólo primera fase, pues el programa ambicioso quiere no detenerse mientras haya una sola posibilidad de proseguirse. Tranquilizada ya la impaciencia de algunos, que querrían tener todo en semanas, se avizora, lo hemos dicho muchas veces, la continuación y logro muy extenso. Sobre todo, se trata no de algo pasajero, que se extinga al cesar el ruido de una explosión, sino de la creación de un patrimonio auténtico, de un enraizamiento en inmuebles que crecen de valor y cada día dan usos mejores, sirven a la ciudad, se emplean para todo cuanto interese a nuestra vida colectiva.

Un aspecto queremos destacar, con palabra del día, el de la autofinanciación de esta empresa. Tenía la propiedad de un teatro aviejado y de un Casino con pátina de humo, más un solar. Tenía unos socios de cuota reducida. Ya tiene eso mismo, pero además unos nuevos edificios perfectamente enlazados con lo viejo. Y todo ello sin necesidad de haber acudido a la capitalización local o comarcal, tan penosa ya en obras cuya falta de movilidad no conjuga con la inquietud moderna y la elasticidad que piden los inversores. Fruto de este tiempo, no se ha hecho esto como hubo que hacer el Canal de Jaca o las extintas Sociedades Eléctricas, cuando no había ecos de bolsas ni saber de cotizaciones. El viejo patrimonio unionista ha sido lo bastante fecundo para, en conjunción con una alza de aportaciones mensuales, pequeña, saltar de las pesetas quince a las treinta (el precio de una hora de trabajo medio, decimos), ha movilizado unos tres y medio millones de pesetas.

Para ello se ha acudido a una Institución que no nos cansamos de elogiar, pues su fin benéfico-social y su altura de miras se compagina con cualquier iniciativa aragonesa que lo merezca. Nos referimos a la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, que en vida de D. José Sinués y en la etapa inmediata posterior, la recentísima, nos ha ayudado pródigamente, porque creía que lo merecemos técnica y moralmente, con garantías adecuadas y con funcionamiento eficaz de las sucesivas Juntas.

Ha sido muy grata para la actual Directiva la colaboración con la Comisión Municipal de fiestas, poniendo a su disposición nuestros nuevos locales, con fórmula que creemos generosa por nuestra parte, a la vez que fructífera para La Unión.

No se detienen aquí nuestro planes, ya lo hemos dicho, y querríamos ahora seguir con el funcionamiento de la terraza sobre Ronda Miral, aunque el inmediato verano solo permita un ensayo de ello. Es perfeccionable, cubriéndola de metales ligeros y rodeándola de cristal, pero ello entra en lo suntuario. Y sobre la calle del Carmen no renunciamos a encajar algún inmueble financiable variamente. La calle o pasaje ajardinado que nos separa del Colegio del Carmen sólo espera hoy artesanos o contratista que le dediquen atención, en medio de la vital actividad constructora de estos meses.

Finalmente, queremos insistir en el carácter no meramente recreativo de La Unión. Ante todo, su acción básica es la de integrar clases sociales, organizar la convivencia cordial, no mera coexistencia casi desconfiada, en una amable nivelación de educaciones, gustos y cultura de las personas todas de Jaca. Y segundo, poner el acento más lejos de las cartas, el dominó o de las tertulias, en lo estrictamente cultural. Nos permitimos airear, ya habrá ocasión de darle forma, que nuestro nuevo gran local soleado de biblioteca, tres veces mayor que el antiguo, pudiera servir para biblioteca pública o de todos, recibiendo como un honor la municipal, si es que ello interesa, por razones funcionales, a nuestra Corporación y al Ministerio de Educación que la tutela. Todos podrían allí leer y formarse, prácticamente sin gastos, acoger fondos de libros cada vez más amplios y variados, con garantía de su buen uso.

Lo mismo decimos de la Universidad de Verano, ligada a nosotros desde la fundación. Y por último, salvar el último escenario de Jaca, ya que las pantallas se han prodigado. Ello parece exceder a nuestros medios, pero servirá a todos. ¿Tendremos allí ayudas también? Por último, un sueño colorista: ¿Por qué no instalamos entre todos, ciudad, Unión, entidades eléctricas, una fuente luminosa en la plaza de Calvo Sotelo creando un foco de luz y de policromía en el sitio álgido del tráfico jaqués actual, al borde de la carretera internacional? es grato lanzar estas ideas como simple ciudadano, para que las recoja quien pueda y las estime.

JUAN LACASA LACASA

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