"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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DEL EBRO AL PIRINEO

05/04/1965

Nos sentimos los montañeses cabeza topográfica, histórica y racial del mundo del Ebro. El gran río de Iberia está hecho de aguas pirenaicas, la aventura medieval española va del refugio cristiano pirenaico a la anchura del valle zaragozano, apellidos, raigambres y familias nacen aquí para seguir allá. Hay luego un eco, vuelta o respuesta de quienes desde el llano recuerdan las alturas, guardan raíces, escuchan, el fluir de nuestra sangre y hallan apoyo síquico y moral en lo montañés. Un gran libro reciente ausculta a Cataluña y define a "Els altres catalans", a los andaluces y a tantos que llegan y se hacen catalanes. En Zaragoza cabría bien hacer acopio de selectos buscando el antecedente de Benasque, Bielsa o Boltaña, o los abuelos tensinos, canfranqueses, chesos o ansotanos. Y es fácil distinguir donde hay eco y respuesta, donde está lo alto, viejo y rudo, con lo noble urbano, cívico y adquirido en la inmortal Cesaraugustuna.

Tiene estos años Zaragoza un hombre claro, un afiliado a la montaña que no desmiente la estirpe. La afirma con su estilo vital, con maneras, aire, verbo y gesto. Viene hoy al Pirineo Aragonés de Jaca en su vera magra efigie, para que le expresemos gratitud y adhesión. Es hombre mercantil y oficial y a la vez de la calle, de las gradas de la Romareda o de la vivaz tertulia. Es también, al margen de la edad, de nuestras cumbres y nuestra nieve. Lo fue, magna ocasión, de nuestra noble guerra deportiva en las alturas blancas. Se llama, fácil adivinanza, Luis Gómez Laguna.

Acudimos ha poco a Zaragoza para homenaje justo que Madrid le tributaba, el Madrid de la contienda y la batalla física, a través del idealista José Antonio Elola, que lleva con su delgadez física el peso de lo deportivo español. Se prendía a Gómez Laguna la medalla de Oro del Montañismo. Expansionaba el Alcalde su corazón y habló largo del Pirineo, donde, desde Riglos a Panticosa, atacó la escalada o deslizó el esquí y aun repite las marchas al frente de familiar fila pródiga. Citaba, sentimental y dramático, a los caídos del Pirineo, a Manuel Marraco como arquetipo. Pero no le faltaba la broma, con gotas de juvenil nostalgia, para recordar incluso al Venga Horizonte, optimista grupo de nuestra remota juventud jaquesa. Pensábamos, entre el equipo de compañeros, no demasiados oscenses, Mariano Ponz, quien firma aquí, que en Luis se condecoraba a la montaña altoaragonesa, llena de posibilidades, estas semanas descubierta fuertemente a lo oficial y a la T'V por dinamismo de dos gallegos de pro, Fraga y Encinas.

Gómez Laguna siente presentes a Aragón y a Zaragoza en esta abierta y empujadora España en desarrollo, donde iniciativas y cambios juegan con zonas, comarcas, provincias y regiones, llamándolas al esfuerzo común. Se habla en Europa de una línea económica, por ejemplo Rhin-Ródano, o Amsterdam-Marsella digamos, donde se aprietan y acuden los fuertes del Mercado Común. Nosotros pensamos, no ilusamente, que el Pirineo, en su anchísimo concepto, casi el triángulo San Sebastián-Tarragona-Gerona, es el glacis español de aproximación y ligamiento a lo europeo a que caminamos. Como repetía Sinués, la suerte de la Península se juega en el istmo, la fortuna de España debe venir por el Pirineo.

Todos buscamos los caminos cortos que nos lleven a esa Europa próspera y renovada. La Provincia de Huesca ve gozosa ampliarse las tradicionales vías, el Sumo Puerto canfranqués o el Portalé sallentino, tan jaqueses y ya pesando con doscientos miles de turistas al año por ellos, con los boltañeses de Bielsa, para enseguida, o Benasque y Ordesa para cualquier momento. Sabe Jaca que la multiplicación de entradas no le traerá males sino bienes, como esa gran empresa hotelera zaragozana que aquí se fijó a nadie molestó sino al contrario.

Por eso Jaca se apasiona, en el más alto y noble sentido, por conservar lo que muchos años españoles de esfuerzo en sus vías transpirenaicas le consiguieron. Y no quiere verlas malogradas sino superarse y hacerse mejores. En la 1ª Asamblea de Turismo Pirenaico hablábamos, ante denso auditorio catalán y más débilmente aragonés y navarro, de los caminos del Ebro al Pirineo y de la suscitada supresión de servicios en la ferrovía Zuera-Ayerbe de Zaragoza a Francia por el Gállego. Aludimos a la gallarda actitud del Alcalde de Zaragoza, volvamos a él, haciendo público, con la unanimidad de su Concejo representante de la Ciudad, el acuerdo de solicitar del Gobierno el mantenimiento de ese trazado internacional.

En un sentido paralelo, dialogábamos muy cordialmente con el ilustre Ingeniero de Obras Públicas, jefe de Huesca, don Fernando Susín, sobre su gran proyecto, hermosamente desarrollado, muy merecedor de estudio y ancha divulgación, de una ruta Zaragoza a Huesca, Ordesa-Gavarnie y Lourdes, enlazando las llanuras oscenses tras el Ebro con la bravura pirenaica de Valle de Broto, saltando del Gállego un poco a la cuenca del Cinca para volver al Gállego y de este al Ara y a Francia; venciendo abrupta geografía, con importantísimas obras de cientos de millones de pesetas, especialmente túneles. No están Jaca ni el Somport olvidados en el magno proyecto, pues se les enlaza o abrevia con una secante Hostal de Ipies-Jaca casi por faldas de Oroel, recogiendo así en el gran haz las tres entradas del Somport, Sallent y Ordesa y aún buscando enlazar Huesca y Pamplona muy por la montaña.

Añadimos a estas bellas y audaces ideas la vieja aspiración del Noroeste de la Provincia, o partido de Jaca, desde Ansó a Tena, con sus comarcas forestales, ganaderas, industriales y turísticas, para usar de una nueva vía carretera por una parte de Murillo o Ayerbe hasta Zuera, como figura en viejos planes nacionales, que debemos vitalizar por todos los medios, y también un nuevo trazado, que creemos no difícil, desde el Pantano de la Peña a Sabiñánigo, paralelo al recorrido del tren, dando salida a Tena y Sabiñánigo, y aun a Ordesa también, a la llanada zaragozana, con suaves desniveles, en línea ahora activada por grandes saltos eléctricos, usando el Gállego como dirección de carretera desde la frontera a Zaragoza.

Tema es éste para desarrollar más lentamente, con datos y comentarios, como procuraremos hacer. Mientras llegamos a ello, volvamos con gratitud la vista a quien estas semanas está personalizando nuestras aspiraciones, seguros de que el montañés y montañero de ayer y de siempre don Luis Gómez Laguna, Alcalde de Zaragoza, como otro tiempo en el pirenaico Miral y hasta hace instantes con el hombre del llano Sinués, tenemos los altoaragoneses un valedor que no desmayará, porque, junto a su persona, pesarán la lógica y los espontáneos intereses de cuanto hemos glosado, no dejando que se pierda y se alargue lo que para ir del Ebro al Pirineo tan corto y claro está. Todo ello, huelga decirlo, dentro del más limpio y sincero espíritu provincial y oscense, coordinando intereses comarcales, provinciales y regionales con los superiores de España, sin que el decir alto lo nuestro pueda confundirse, sería pueril temerlo, con la discrepancia ni menos el desacato hacia el gobierno, respetuoso este para todos los legítimos intereses, ni frente a lo que técnicos y expertos juzguen bueno para España.

JUAN LACASA LACASA

 

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