"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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JACA UN LUGAR CON HISTORIA

30/04/1960

Mide el hombre las edades con su propio pasar, quemando los decenios vitales, y solo al avanzar en los años es capaz de sentir la dimensión de lo remoto, lejano en hondura de siglos, de lo que fue y no vive en lo diario, pero quedó en el subsuelo y persiste, aflora y burbujea en evocaciones. Pule el tiempo, deforma pero a la vez embellece, esas entregas del pasado, hitos enormes del recuerdo, señales de los grandes instantes, que fueron popular tensión, vida agitada, cumbres del colectivo hacer.

Jaca es un nombre pirenaico de la remota Iberia, un lugar español con historia, una ciudad que siente, tras su pequeña forma, fluir la vena milenaria de los antecesores. Por el paisaje imperturbable, escenario de piedras escasas de verdor, caminaron los siglos. Quedan huellas tangibles sobre el suelo, en la Catedral, en la Ciudadela, en la fachada municipal. Pero otros monumentos son pura remembranza inmaterial, guarda celosa del espíritu, repetición, tradición, entrega, generación a generación, de lo que hicieron los abuelos remotísimos. Así el Viernes de Mayo.

Como promesa de un tiempo superador, como viril arranque frente al extraño, los jaqueses del burgo apenas medieval defendían al Oeste el cristiano rincón contra el infiel ¿Hecho real y documentable? ¿Leyenda hinchada por la distancia? No importe el matiz ni preocupe el detalle. Los jaqueses vencieron a los moros hacia el año 760 y a mil doscientos de distancia, como un milagro de la memoria sucesiva, de la antorcha pasada mano a mano, veneramos a aquellos predecesores y celebramos su victoria, su ímpetu español, su hacer viril presentidor de lo aragonés, tormenta sobre nuestro río, anunciadora de futuros caudales sosegados.

En este 1960 aparecen los ceros de la centuria en el marcador de la distancia. Doce siglos pasaron y nunca se olvidó Jaca de los valientes del 760. Y localmente, en una intimidad de todos los de casa, superando el viejo rito de los desfiles y las banderas gremiales, ampliando el ruido de las salvas, circulando por sus calles, olvidadas de los autos y del diario laborar, el viejo espíritu de Jaca, el de Don Aznar vencedor y caudillo, el de las mujeres guerreras, el de las cabezas de los régulos agarenos vencidos.

La bandera de la ciudad se ha renovado, para que guarde en pliegues nuevos el intacto y rancio espíritu. Es como edición repetida de un viejo libro sabroso. Bendecida por la Iglesia, quedará su trama años y años, hasta que más siglos quemen sus hilos y la hagan venerable, como esta que ahora retiramos con respeto. Será el símbolo del Jaca permanente, pero a la vez superador y al día, siempre el mismo y siempre el mejor, crecido por nuestro amor a lo propio, jacetanismo abierto que guarda lo suyo pero quiere comunicarlo a quien se le acerca.

Queremos que una mañana azul y clara, una Primavera joven de siglos, templada con suave viento pirenaico, fresca y prometedora, enmarque este XII Centenario de nuestra gesta. Y que todos cuantos se albergan en el Jaca de hoy y recuerdan el Jaca milenario, se unan en la conmemoración de aquel momento, símbolo de nuestro renacer y de nuestra permanencia.

JUAN LACASA LACASA

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