"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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EN MEMORIA DE D. FRANCISCO GARCÍA AYBAR

23/08/1958

De nuevo la ley inexorable del tiempo y de la edad hace desaparecer una figura jaquesa característica, y definidora de una época. D. Francisco García Aybar desempeñó la Alcaldía de Jaca durante nueve años y cinco meses, desde Noviembre 1926 a Diciembre 1929 en la Dictadura del General Primo de Rivera, y desde Enero 1937 a Mayo 1943 en el Movimiento Nacional. Son, pues, dos etapas de momentos muy importantes de España, unidos a un impulso general que se reflejó en lo local, si encontró personas que lo captaron y aplicaron a la propia esfera ciudadana.

Aquella segunda etapa de la Dictadura, 1926-1929, iba recogiendo ya resultados concretos en lo material y completando obras de importancia. Para Jaca, dos hechos fundamentales tuvieron lugar: la apertura del Canfranc en Julio de 1928 y el comienzo de los Cursos de Verano con el de 1927. En ambos grandes acontecimientos apareció la figura de D. Francisco García como digna representación de Jaca, personalizando la ciudad y prestando a aquellas realizaciones su máximo entusiasmo y actividad. Incondicional de don Domingo Miral, no ofreció la menor duda la postura de Jaca a la hora de ceder el solar para la Residencia Universitaria y para comprometerse al pago proporcionado de capital e intereses, en unión de otras Corporaciones, para el coste del edificio.

Durante el Movimiento, D. Francisco García, ya maduro y veterano, tuvo fuerzas y entusiasmos sobrados para recoger otras corrientes y presentir que la ciudad podía lanzarse perfectamente a nuevos horizontes. Sus preocupaciones esenciales iniciaron superadoras etapas y acometieron temas esenciales, como los de aguas, viviendas, pavimentaciones y nuevas vías en los Ensanches. Presidió dos equipos sucesivos de Concejales, en 1937-39 1939-1943, figurando en el segundo extenso número de jaqueses muy caracterizados, como D. José Buesa, D. Fausto Abad, D. Miguel López Juan, D. José María Lacasa Portas, D. Cristóbal Mateos, D. Nemesio Quintilla y otros, que acometieron con verdadero brío los problemas económicos forzosamente planteados a Jaca por la Guerra, y no se detuvieron ante dificultades ni dejaron frenar sus iniciativas ante la escasez presupuestaria.

El espíritu de D. Francisco García Aybar plasmó en la Alcaldía una actuación callada, constante y eficacísima, impregnada de equidad y ponderación. La huella de su paso quedó materializada en obras diversas, que el tiempo no puede borrar fácilmente. Jaca le debe gratitud profunda e imperecedero recuerdo. Muy especialmente en la tarea universitaria, su nombre se une al de Miral y al inicio de los Cursos y su restablecimiento tras la guerra civil.

Cuatro Alcaldes supervivientes de épocas que se van alejando continúan por fortuna entre nosotros. D. José Mª Campo Sánchez Cruzat actuó de Mayo 1921 a Octubre 1923, con la Monarquía parlamentaria y de partidos, y de Junio de 1930 a Abril 1931 en la etapa transitoria del General Berenguer. Su nombre queda vinculado especialmente a la construcción del Matadero Municipal, con modernas preocupaciones sanitarias. Terminó esta obra el Alcalde de la Dictadura D. José Sánchez-Cruzat que actuó desde Septiembre 1924 a Septiembre de 1926, en una etapa joven e ilusionada por mejoras generales. D. Francisco Dumas Laclaustra fue alcalde en los meses de Enero y Febrero de 1930, finales de la Dictadura; y si bien no pudo desarrollar planes concretos, logró una rápida reforma del despacho de la Alcaldía, en forma todavía persistente y quizás próxima a superarse por obras grandes en la Casa Consistorial. D. Enrique Bayo Lucía fue Alcalde desde Diciembre 1933 a Febrero de 1936, en el bienio moderado de la República. Obra muy concreta suya fue el Depósito de Agua de Rapitán y la formalización de Deuda contraída por la construcción del Ferial.

No es un azar el Jaca actual y está formado por la suma y sucesión de esfuerzos, que diferentes forzosamente, por la propia concepción personal de los Alcaldes, y por el también forzoso reflejo de lo político nacional, se acumulan, decenio tras decenio, y marcan sus trazos en lo urbano. Deber elemental nuestro nos parece el volver la vista atrás y considerar con visión ya casi histórica y a la vez con honda gratitud a todos, cuanto hicieron por Jaca.

JUAN LACASA LACASA

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