"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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UNIVERSIDAD VETERANA

12/07/1958

La vida, ya larga y siempre prometedora, de los Cursos Universitarios de Jaca, cumplirá este domingo un año más. Veintiocho veranos de tarea, a través de la atormentada vida española y europea de las últimas décadas, desde el fundacional 1927 y salvada la forzosa suspensión de la etapa 1936-1939, que dejó sin cursos a los años 1937-1940.

Evocamos la figura de Domingo Miral y resulta, muerto en 1942, ya mítica y lejana, perdida en el recuerdo de universitarios jaqueses ya antiguos en la tarea que soñó y puso en marcha tan seguramente. Duerme su sueño en el Cementerio de Hecho y vigila, en bronce, el jardín de la Residencia, mientras los cursos, amor suyo, siguen y siguen su labor.

Creador, intuitivo, precursor y adelantado, pensó en la convivencia de estudiantes extranjeros, en la de catedráticos españoles también, como panacea humana de muchos males, de guerras exteriores y de incomprensiones internas, como trabajo solidario y unitivo. A un tercio de siglo, cuando el humo del Canfranc era estampa decimonónica, tan esperada y entonces conseguida, que nos llevaba a Europa, presintió lo que ahora es doctrina diaria, aspiración común, programa obligatorio. Su alto y hondo concepto del hombre y de las cosas, clásico y cristiano, le hacía pensar en serio en sus deberes de maestro y en sus ansias de español. Hombre de otro siglo, su alma era tan joven y tan fresca siempre, que avanzaba con los decenios y los adelantaba incluso. El tiempo, juez de todos, le hace justicia y acredita su penetrante visión.

La Universidad de Zaragoza acogió entonces su inquietud y sigue ahora su huella. Ya son sus discípulos quienes portan la antorcha. Salvaron el tremendo bache de las guerras, cuando la vida de los Cursos era un delgado hilo que simulaba grosor; cuando unos simbólicos estudiantes llenaban la Residencia escasamente y enseñanzas puramente españolas ocupaban el tiempo del verano, esperando la paz. Hoy triunfan otra vez las convocatorias de extranjeros, y el sitio resulta escaso y la tarea corta.

Cada año es un poco de examen de conciencia, vista atrás y adelante, recuento y aspiración. Jaca quiere la obra de los Cursos y se vincula a ella; coopera y está presente; pone su grano. Se siente española y europea en el confín fronterizo y se cree villa moderna y pulcra, expectante del que viene de lejos a juzgar a España aquí. Sueña con una Residencia amplificada, que albergue quinientos extranjeros cada verano, porque cree que eso hubiera querido Miral y habría exigido a Jaca un esfuerzo que Jaca quiere hacer en su memoria. Quien firma, alumno del primer Curso, seguidor permanente de esta obra, habla hoy en nombre de Jaca y está seguro de que, igual que hemos ido haciendo, haremos más y más, en el próximo futuro. Queremos nuevos muros y jardines, llenos de extranjeros, que cada vez se sentirán menos extraños aquí.

Mañana se inaugura el Curso XXVIII, en el acto habitual del Teatro, al que siempre pedimos que acuda Jaca en pleno. En el viejo salón de la Unión Jaquesa, próximo a renovarse, están vinculados muchos ecos de esta tarea universitaria. Estarán presentes mañana los Excelentísimos señores Director General de Enseñanzas Técnicas D. Gregorio Millán Barbany, que viene de Madrid representando al Ministerio, como el año anterior lo hiciera el Subsecretario Señor Maldonado; D. Juan Cabrera, D. Francisco Yndurain, D. José María Lacarra, Antonio Muñoz Casayús, respectivamente Rector, Vice-rector, Director y Secretario de los Cursos. Junto a ellos, la alta representación civil del señor Gobernador de Huesca D. José Riera Aísa, universitario también, y otras muchas autoridades. Al ovacionarles desde las viejas butacas que acogieron a los que escuchaban a Miral, el Jaca de ayer, de hoy y de siempre se asociará a la obra, sintiéndose cada vez más universitaria.

JUAN LACASA LACASA

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