"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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LO QUE QUISO DECIR EL ALCALDE. INAUGURACIÓN DEL GRAN HOTEL

28/06/1958

En la inauguración del "Gran Hotel", el Alcalde de Jaca, quiso expresarse así:

Esta alegre ruptura del protocolo, que han hecho en el comedor los anfitriones de la Caja de Ahorros, nos da, en este marco fresco y nuevo, una magnífica libertad de palabras y movimientos. Nos hace estar, a vosotros tan importantes y a nosotros los jaqueses, con una holgura muy alejada de una presidencia de procesión.

El día de hoy me parece decisivo para Jaca, para la provincia y para Aragón. Vais a tener que oír al alcalde rural, aunque me aparezcáis imponentes como un crucero de millonarios americanos. Creemos que el Pirineo es una enorme posibilidad turística, un paraíso de valles y montañas, un largo confín español medianero con Europa, desconocido y lleno de maravillas. Pero, como el arpa del poeta de las rimas, estaba esperando la mano que arrancase las notas que dormían. Ya la hemos encontrado. Es la mano de mago y amigo de D. José Sinués, que ha tenido este gesto financiero, fijando aquí este prodigio inmobiliario, de muros esbeltísimos, en el guardaalhajas de este jardín.

Muchos inviernos silenciosos, muchos veranos de soñar, habían acumulado esta esperanza. Súbitamente, ha surgido la maravilla. Gómez de la Serna, escritor no grato a un gran amigo, al Alcalde de Zaragoza D. Luis Gómez Laguna, dice que en Enero los rosales inventan en secreto las rosas que tendrán en primavera. Pero yo sé que a Gómez Laguna va a agradarle que, en muchas jornadas de hielo, en Jaca se haya soñado este Hotel que hoy, día final de primavera, se abre triunfante como una rosa.

Era nuestro deber jaqués, intentar en la Región seca el crear esta isla ciudadana de verdura y pulcritud, acogedora y urbana. Si Jaca es un poco de isla, este “Gran Hotel”, es el oasis y la palmera, la sombra y el frescor. Y hasta encontramos, mimética, reptante y curvamente osada, esta piscina, que es un poco de ibón pirenaico bajado a los 800 metros.

Yo he visto crecer esta obra, alzarse esta fachada con sus machones de piedra, que son, como el ciprés de Gerardo Diego, ejemplo de delirios verticales. Aquí la piedra y la madera, informes, primitivas, llegadas de la cantera y de la ronda pirenaica, se han quedado ordenadas, en líneas y números, cautivas, junto al ave y la nube, desde el suelo al cielo en la visera de pizarra, hechas mirador transparente para la nieve altísima y para los pródigos pinares.

Decía Eugenio D’Ors que hay un concepto de la pintura que va de la arquitectura a la música, de las formas que se apoyan a las formas que vuelan. Creo que D. Eugenio habría rectificado aquí y encontraría una arquitectura voladora, unas piedras que parecen con alas, y que se hacen etéreas, ligeras y musicales.

Un vértigo ultraproductivista nos ha embalado a los jaqueses. En pocos meses, en hacer diligentísimo, se ha querido acabar esta obra y rodearla nosotros de un contorno digno de su esbeltez. Rindamos homenaje a estos obreros que con ímpetu legionario, con un no importa de durísimas jornadas, han sido tan alto ejemplo de eficacia y de coordinación.

Y tras el saludo a la obra, el saludo a los huéspedes. Me impresiona la presencia de D. Luis Coronel de Palma, Subdirector General de Ahorro e Inversiones, y de tantos dirigentes de las Cajas de Ahorro españolas, prudentes y solventísimas manos que controlan muchas docenas de miles de millones. Vuestra lista está hecha de nombres señeros de las finanzas, de la política, del saber y el hacer. Por puras razones personales, dejadme subrayar entre todos a los amigos Allué Salvador, Luis Peña, Gómez Escobar y Torán, de Madrid, Barcelona, Burgos y Teruel, coincidentes y hasta íntimos en circunstancias universitarias o políticas.

Queremos os vayáis con un imborrable recuerdo, con una nostalgia, cuya etimología es dolor de Patria, afán de volver, sentir allá no estar aquí. Y nosotros, los aragoneses, pensamos que hemos dado un gran paso hacía una presencia concreta en el Turismo español. Parece que, saltariamente, de Sitges al Cantábrico, aparezcan el Parador del Ciervo en Bujaraloz y este sarrio montés aquí. Hemos dicho a menudo que somos el pobre del istmo pirenaico. Yo sé que a D. José Sinués, Catedrático de Geografía Económica, le es grata esa idea de la proyección de istmo en la Península. Así se la oía hace bien poco ante el Ministro de Industria en Aliaga. Habla del Po y el Ebro, de Milán y Zaragoza, de Italia y de España. Este Aragón, el pobre frente a la enorme estructura económica de Cataluña y Vascongadas-Navarra, quiere sin embargo potenciar su esfuerzo y alcanzar los altos índices de las regiones hermanas. Se siente como un nudo de enlaces en el Pirineo y sueña con redes de carreteras que nos traigan muchos miles de europeos, desde los frívolos de Biarritz, que vean la seriedad española, hasta los católicos de Lourdes, que devotos de la Virgen de Bernardeta, vengan a besar la que hace siglos pisó la tierra bendita de Ebro.

Yo saludo con el máximo respeto a nuestro Gobernador Civil D. José Riera Aísa, superior y amigo, y le ofrezco esta diaria batalla de Jaca invirtiendo millones en obras locales y estatales. Saludo al Capitán General D. Manuel Baturone, cordialísimo amigo y enamorado de Jaca. Al General Rañoy, venerable Presidente de la Caja de Ahorros de Zaragoza, y a sus Consejeros, Poza, Sánchez Ventura, La Cadena, decididos protectores de estas obras.

Y a D. José Sinués solo quiero decirle que le veo aquí otra vez como plasmador de un ímpetu creador en obra rapidísima, bella y rentable a un tiempo. Veo su espíritu joven e incansable, y creo que su lema, como aquel verso inglés, es el de que la alegría del alma está en la acción. Quizás se nos reproche esta incondicionalidad hacia él y nos llamen egoístas, al querer acapararle. Es porque le sentimos capitán aragonés, hombre nuestro seguro, y queremos seguirle. Para que nos siga encabezando hasta sus Bodas de Oro, pues ahora celebra las de Plata con la Caja. Que esos remotos años le encuentren, Dios lo querrá, tranquilo, con salud, venerable, con miles de millones de kilowatios en la electricidad aragonesa y con miles de millones en las libretas de su Caja.

Palabras de Juan Lacasa Lacasa
recogidas por el Semanario "El Pirineo Aragonés"

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