"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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D. RICARDO DEL ARCO HA MUERTO

09/07/1955

En la monotonía de noticiario habitual, las ondas, tantas veces portadoras de su palabra maestra, nos traían la noticia dramáticamente breve. En Huesca había muerto el cronista de la Provincia D. Ricardo del Arco y Garay. Era el día 7. El correo de la misma fecha nos hacía llegar sus últimas líneas, cordiales y amigas. Las tenemos ante los ojos y el amplio trazo de su firma, horas antes del súbito accidente, nos resulta a la vez dramático y tranquilo. D. Ricardo quería que apareciera en una revista su reciente trabajo sobre el Monte Astún, propiedad de Jaca.

Esta carta queda sin respuesta, aunque ese deseo, ahora póstumo, lo cumplamos en simbólico ejecutar de su voluntad última.

No es este el lugar para la ficha Espasa ni para los títulos ni siquiera el hacer de la vida de D. Ricardo, Sí debe serlo para la sentida evocación de su aragonesismo, adoptivo pero de ejemplar raigambre; para llorar con la provincia entera, la pérdida del amigo; para decir, también desde Jaca, que al hacerse Historia el propio D. Ricardo, parece que la otra, la entera historia aragonesa, se adelgaza y decae, perdido su mantenedor.

Esa evocación, referida a nuestro tiempo común, el de su madurez y el de nuestra juventud propia, recorre las aulas de la Universidad Sertoriana, donde ante el D. Ricardo examinador se sentaba el trémulo examinando de Historia. Pasa, forzosamente, por la montaña y por las piedras gloriosas de San Juan de la Peña, en el común afán de levantarlas, pidiéndolo a Aragón por el micrófono de Radio Zaragoza, hace solo unos meses de esto último. Continúa por nuestra Catedral y por nuestras calles y puede terminar, como un sereno atardecer, al marcharse tranquilo, en el Paseo de la Cantera, frente al Pirineo, sobre el Aragón padre del Reino, frente al perfil de San Juan y adivinando la tierra hermana de Navarra. Se ha ido el hombre, pero la obra queda. Por aquel sabemos más de nuestras cosas y tiene más valor el ayer aclarado. Bella vida la del cantor de la propia gloria racial, hermoso eco el de su canción de moderno bardo documentado e incansable.

Marañón dijo que el accidente es la enfermedad del porvenir. Mala mancha para el mecanizado mundo de hoy el haber matado, insulsamente, al estupendo revelador del ayer.

JUAN LACASA LACASA

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