"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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REMEMBRANZAS

24/06/1950

Por el canal católico de la tradición y la pervivencia de su culto, llega a nosotros, intacta flor de la Edad Media, la espléndida estampa de la Patrona, cumpliendo cada Junio otro año; y en sus cientos de conmemoraciones se dan la mano, por continuo relevo, las generaciones de cristianos altoaragoneses.

A la manera ruda y honda de la raza, su aparecer en el calendario guarda todo lo viril y lo sincero de la gente del Pirineo. Serán su corte los mozos labradores, que acaso solo para ella guardan el traje que se desvanece, y reiterarán en torno a la urna de sus huesos la música elemental y monorítmica del dance austero, que solo junto a ella tiene sabor y sentido y falla, hay que decirlo, pensado puro folklore o en gimnástica demostración deshidratada de lo religioso. Santa Orosia, madurado Junio, remontado el correr de los meses, del frío hasta el ardor, caminará bendecidora y segura, Reina de todo y todos, indiscutible y protectora.

Del ayer nebuloso, tan remoto y sin precisos nombres, del milenario amanecer del Aragón balbuciente, quedan dispersas cosas: piedras tambaleantes en San Juan de la Peña; tiros en Viernes de Mayo; confusos personajes de la leyenda; olvidado Libro de La Cadena; pergaminos con ingenuos perfiles de los Prelados del 1.063, pero lo claro, lo seguro y lo que se afirma y gana densidad, gota a gota y alma a alma, lo que estuvo entonces y ha estado después y seguirá, es ese eterno vivir de Santa Orosia en el epicentro de la Catedral, el reservado y misterioso lugar de su urna, y en la iglesia pueblerina, al pie del monte que se impregnó de su sangre inocente, para repetir mil veces seguidas ese aparecer mañanero y fresco, subiendo por el aire del verano ternísimo las Avemarías y las jaculatorias, entre sus gentes y sus devotos, el destilado ambiente campesino que parece fluir ese día a su conjuro, depurado de la ganga de lo trivial y de lo cotidiano que cambia...

Santa Orosia es más que una estampa y un erudito afirmar que vino de Bohemia, y una leyenda del pastor... Todo eso tiene que ser verdad, porque ella ha continuado y vive en nuestras almas, pero no a la inversa. Porque si fuera irrefutable, pero no estuviera dentro de nosotros, sería, como tanto, fugaz polvo de archivos, transeúnte y ya olvidado suceder sin herencia. La Patrona es más que Historia, es fe y oraciones, es vida nuestra actual y de mañana, de 1950 y de siempre.

JUAN LACASA LACASA

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