"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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HABLANDO DE OTRA COSA

31/01/1948

Los meses invernales se están aprovechando para ultimar los ya avanzadísimos planes de pavimentación total, la que consideramos “inevitable”, o sea fatal y lograda, por el entusiasmo con que ha sido acogida en las zonas ya hechas y por los deseos de eliminar el barro que muestran los de calles “blandas”. No ha de tardar la subasta, momento decisivo, de 25 calles y la gran Ronda Norte. Desearíamos que el 1948 presenciase el levantamiento de todos esos tramos, como adiós a la vida de los charcos, sin homenaje a su vejez.

Y, dándola ya por hecha, añadiendo solo que “calle pavimentada, calle alumbrada” (ya vendrá en su momento lo de fachadas revocadas), pasemos a otro punto, para el que queremos ir haciendo ambiente. Se trata del programa agrícola mínimo que estimamos necesita la ciudad, como base alimenticia sustentadora de lo urbano.

Se ha hablado mucho de la disminución del regadío, por obras diversas, aperturas de vías, transformaciones en solares, etc. Puntualicemos que solo son unas 20 hectáreas, dentro de las 300 regadas, las que consideramos realmente perdidas por estas mutaciones. Por ello el Municipio encargó en su día al Instituto de Colonización un pequeño Canal para 80 hectáreas, en Campancián, y otro para la zona del Boalar, en superficie que no podemos precisar de momento. Así mismo, está preparado el plan de revestimiento general y mejoras de las acequias principales, a partir del sifón de La Glorieta, siguiendo hacia el Paseo, Cuarteles, desviación en Amparo y demás. Creemos sinceramente, sin euforia, que también 1948 verá concretados y acaso en inicio de realización algunos de estos proyectos, para los que el Estado ofrece muy generosa ayuda, siendo lógico, a la vez, pensar en aportaciones de los directamente interesados.

Y, finalmente, nos ilusiona la idea de trazar, de momento en el papel pero luego ya se harían realidad también, los planes de caminos rurales necesarios para el tráfico mínimo de carros y ganados, cuya red dentro del término alcanza mucha extensión, pero ninguna ha de asustarnos. De ello, de su coste y características escribiremos otro día.

JUAN LACASA LACASA

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