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"Los afanes de una vida"
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LA CARRETERA DE LA ESTACIÓN18/10/1947 |
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Los planes de pavimentación, ya expuestos aquí pueden dejar la ciudad francamente completa e higiénica en cuanto al suelo. Pero nos queda un grave problema, que es preciso afrontar, a pesar de su coste. Nos referimos al enlace de la población con la estación de la RENFE, recorrido de poco más de un kilómetro, con tráfico intensísimo, hoy en muy mal estado, con continuas quejas de viajeros, transportistas y transeúntes todos. Desde la carretera de Francia nació, hace unos setenta años, la militar de Rapitán. La Compañía del Norte enlazó con ella con un cortísimo tramo, en 1892, pasando la conservación a Obras Públicas. Hacia 1920 se trazó el actual tramo final recto, que ya redujo mucho el recorrido. El desarrollo urbano reciente, por ejemplo las Viviendas y la Escuela de Montaña, han obligado a atender urbanamente esta Zona Norte del Ensanche. El Ayuntamiento estima que la solución lógica es llevar el tráfico por la llamada “Diagonal”, o sea trazo recto que va de Garaje Bandrés a Grupo Viviendas, con doce metros de ancho, e incluso abriendo otra nueva diagonal desde la pequeña Cruz o monumento hasta la misma plaza de la Estación. Esto, con rasantes ideales no difíciles, logrando un perfil normalísimo, suprimiendo las actuales pequeñas diferencias de cotas enlazaría la ciudad y la estación con dos rectas de menos de un kilómetro y ancho sobrado. La gestión actual consiste en definir claramente el carácter de la actual vía y de las aludidas, por jugar el triple aspecto militar, de Obras Públicas y Municipal. En este problema hay que inclinarse a ser generoso económicamente y a lograr dos calles impecables, en lugar de la actual carretera, pavimentándolas debidamente, en el trazado descrito. Esto pudiera estimarse aún más urgente que la terminación de pavimentos en el casco, pero como tiene sus trámites no podemos hacerlo en pocos meses, si bien queremos exponerlo a todos y que conste que no es problema olvidado, ya que las quejas son justas. El coste sería realmente grande, pero superaríamos una de las mayores deficiencias actuales, logrando llegar a Jaca sin nubes de polvo en verano y lagunas de barro en invierno. JUAN LACASA LACASA |