"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

<<volver

ABASTECIMIENTOS

26/10/1946

Desde el pequeño puesto de observación de una alcaldía se divisa el panorama del abastecimiento, la campaña de abaratamiento y el despliegue de medidas que el Gobierno ha puesto en marcha. Vale la pena comentarlo.

Iniciada la postguerra mundial, el alza de precios y la circulación de papel son temas universales. Los comentarios de Truman en su discurso por radio sobre la carne parecen hechos para cualquier rincón de provincia de Huesca o de otra cualquiera.

En España, salvado el bache de sequías con las lluvias de primavera 1946, empalmó la cosecha de cereales y nadie pide ya pan, pues tiene suficiente. Pero quedan aún temas angustiosos, por ejemplo estos meses carne, aceite, pescado, azúcar. Otros artículos, por leyes naturales, pero leyes a veces del egoísmo condenable, se embalan en el alza irrazonada.

En Madrid, la prensa dedica los máximos espacios al tema, en cartas de lectores, en declaraciones de personalidades de la Administración y del campo económico. En la Asamblea de Hermandades de Labradores, terminada el domingo último, refleja la prensa que los puntos todos, ganado y pastos, remolacha y azúcar, trigo y pan, fueron desmenuzados por 3.000 agricultores y ganaderos y por los equipos de funcionarios asistentes.

Aquí estamos ante la opinión los que, por diversas circunstancias, nos hallamos al frente de las localidades, con el mejor deseo y con un agudizado sentimiento de nuestra responsabilidad y nuestros deberes.

Todos podemos pecar y a todos toca superarse. Los agricultores o ganaderos, los gremios de la industria y el comercio, por egoísmo suicida, por entrega a la corriente alcista sin pensar en mañana. Las autoridades, por debilidad o ineptitud. El público, por impaciente.

Y concretados ya a estas semanas en Jaca, diremos que estamos satisfechos del modesto ensayo de regulación de la carne, que agradecemos al vecindario su aliento y que el Municipio se siente representativo, como nunca de la masa consumidora y necesitada. Sabemos demasiado que nunca suplirá la Administración, con su tónica peculiar, con sus maneras menos ágiles, al libre juego de la compraventa, al fluir de las cosas por las manos que siempre las manejaron, pero no podemos consentir, y lo impediremos mientras tengamos fuerza propia y confianza de los que nos mandan, que grupos ínfimos de intereses desbordados condenen al hambre arbitrariamente a poblaciones enteras.

Estamos luchando por la llegada del pescado, no solo para Jaca sino para la comarca que aquí acude; por la de los plátanos baratos. Forzamos con telegramas la facturación rápida de azúcar, jabón, arroz, de lo que existe y nos asignan, para que no falten aquí los discretos racionamientos mensuales.

Y donde hemos de desplegar el mayor interés es en el logro normal de los artículos propios de la comarca; carne, patatas, alubias, huevos, cada uno con su comercio peculiar y difícil, con su juego de precios con la entrega forzosa de algunos de ellos, siempre asesorados por los grupos respectivos, oyendo a todo el mundo que hable de buena fe.

Nos sentimos amparados y con decisiva ayuda del Excmo. Sr. Gobernador Civil, Fiscalía de tasas, Juzgado de Instrucción, fuerzas armadas gubernativas, todo el aparto normal que impone las leyes. Estamos de acuerdo con todas las demás autoridades. Y tenemos detrás al público, que necesita comer todos los días. En nombre de este frente, requerimos a todos, agricultores, ganaderos, comerciantes, industriales, transportistas, funcionarios, autoridades de la comarca, pidiendo por el jornalero, por la familia numerosa, por la clase media, por gente de buena fe que no tiene en los Bancos nada que guardar, para que atiendan todas sus obligaciones económicas y sociales, cumpliendo la más elemental legalidad y los primeros deberes cristianos y humanitarios.

No es solo el Estado, es la Sociedad y cada uno dentro de ella, el secreto de su propio bienestar. Y España encontrará el camino de la dignidad y el trabajo superando esta guerra de los egoístas. En definitiva, de los enfebrecidos por el oro o por el papel.

JUAN LACASA LACASA

subir^^
siguiente
>>