"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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JACA A SU OBISPO

13/04/1946

Señor: Vestiremos de gala nuestra ciudad modesta y, al recibiros, se abrirán nuestros corazones para acogeros con encendido afecto. Queremos, desde el primer instante, que os sintáis entre un aire de satisfacción y bienvenida y que el profundo respeto a vuestra persona logremos impregnarlo de cordialidad, de sumisión y de solicitud a vuestros mandatos.

Al recorrer nuestras calles, sabed que será un amigo cada persona y que vuestras bendiciones serán recogidas con agradecimiento y amor. Las naves seculares de la Catedral os acogerán y a un tiempo se notarán protegidas por vuestra palabra y ellas serán, sencillas, fuertes y perennes, como un modelo de la manera cristiana con la que también nosotros quisiéramos rodearos.

Venís a esta tierra, aragonesa como la vuestra, y haremos que la sintáis como propia, tras tomar posesión de ellas en nombre del más alto Soberano.

Señor, todos nosotros, pobres o ricos, humildes o encumbrados, felices o visitados por la desgracia, sabemos que seréis nuestro Pastor y Padre y que por encima de todos está vuestro poder y vuestra fuerza, vuestro mando, el más poderoso por ser de Dios y el más suave y llevadero por ser el de la Religión del Amor. Todos podrán quereros y respetaros, y vuestra presencia bastaría, si fuera preciso, para apaciguar contiendas y dificultades, egoísmos y odios. Por encima de todos estaréis, sobre la tierra y el tiempo, con Dios y con su Reino que no perece.

Bienvenido, señor Obispo, que nos traéis en este momento de escasez y de esperanza otra promesa de frutos abundantes, cosecha de almas que no os defraudarán. Bendecidnos, Señor: a vuestro clero y comunidades, a la ciudad y a los pueblos, a los templos y a las casas, a los lugares de trabajo y a los de esparcimiento, porque en cada uno habremos de seros fieles cuando venís en nombre del Señor.

JUAN LACASA LACASA

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