"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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DOMINGOS BLANCOS

19/01/1933

Tras la placidez monorítmica de seis días, los domingos tienen para el skiador un algo de heroísmo y de aventura. Abandonar la ciudad, que es la guarida, el castillo frente a la Naturaleza, y dirigirse a la montaña nevada que en la literatura de anteayer y en los cromos de Navidad es lo inhóspito y lo terrible. Y sobre los declives de los montes desarrollar un esforzado dinamismo. La subida silenciosa, los skis en tijera y remando con los bastones; el descenso derrochando equilibrio y esquivando las piedras que, si la nieve no es profunda, asoman como dientes dispuestos a herir. Y todo por hacer deporte. Así son nuestro tiempo y nuestra juventud.

Notas

En el autocar a 60 por hora. Nunca como pisando el acelerador, siente el hombre el progreso bajo sus plantas. Lo mismo en las turbulentas vibraciones sobre la grava que en las negras suavidades del asfalto.

Al afeitarse el skiador siente ya la inquietud de los virajes sobre la blancura.

El tema ataduras en los skis es el tema árbitros en el fútbol, siempre tienen la culpa de todo lo malo.

A los teóricos del patinaje les ocurre lo que a Don José Ortega en política. Después de la caída exclaman: ¡No es eso! ¡No es eso!

Hasta sobre la nieve se distinguen las nacionalidades. Los franceses la gozan bajando enlazados como jugando a trenes. O en pareja buscando la evocación del vals. O en cualquier otro aspecto de colaboración y de fraternité. El español baja solo. Aislado en la elegancia de sus curvas y aislado en la epopeya de sus caídas.

En las alturas nevadas florece a veces un flirt. Esto no me sugiere comentario. Pero Mefisto diría:

      Debe ser emocionante
Tener una novia pura
Y jurarle amor constante
A 3.000 metros de altura

JUAN LACASA LACASA

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