"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

<<volver

ESPAÑOL, 2 C. D. HUESCA, 0

28/04/1932

Un campo de fútbol con viento es una mesa de billar con caída. Las jugadas llevan un pie forzado que impone tácticas a lo largo del partido. El domingo, tras el sorteo de terrenos ya sabíamos cual sería el tono de los dos tiempos. A no ser que uno de los combatientes, contra viento y marea, impulsase el balón, que el aire le devolvía, hasta la portería contraria, a fuerza de constancia.

Espectacularmente, decepcionó el partido. Sobre todo la primera parte. Esperábamos una actuación vertiginosa, un volcarse de los 22, decididos a todo, a cada giro del balón. Y no fue tanto. Únicamente tras el descanso salió el Huesca con recia voluntad y durante 20 ó 30 minutos se impuso francamente. Chuto, es verdad, inquietó seriamente a Lerín, hecho un bravo, pero creemos que en general no cuajó su delantera donde Naveira no se vio, Laborda actuó flojamente y Ezquerra, un camión de recuerdos, no tenía la rapidez necesaria para recoger las devoluciones y castigar imparablemente la meta.

La justicia del resultado

Si los partidos se decidieran por puntos, concedidos por ejemplo por los minutos en que los onces saben conservar la pelota en el campo adversario, la victoria sería del Huesca, indudablemente. Porque hasta contra el viento avanzó con cierta frecuencia y hasta hubo una filtración de Ezquerra que hubiera sido decisiva si, no precipita el disparo y se aproxima serenamente a Lerín.

Pero el sistema de tantos es mucho más contundente y el único que cuenta. El Español acertó dos veces batiendo a Esteban - inseguro -, y supo conservarse inmaculado en el marcador. Y para él el campeonato.

Hay dos factores a quienes fácilmente se carga la derrota. La fortuna y el árbitro. La primera divorciada del Huesca claramente en los tiros que se fueron a los postes. No tanto en algún remate a portero batido, y que sin embargo no entró; cuestión de nervios, que también se computan.

El árbitro que, antes del encuentro, creemos tenía la confianza de las dos partes, no complació al final a los oscenses. Y opinamos que no fue un modelo, pues se resintió de autoridad a fuerza de advertir y no expulsar, ante las durezas de algunos.

Pero a lo largo del match, no tropezó el Sr. Velilla con jugadas dudosas - un fuera de juego, un penalty, - de las que pueden variar directamente el marcador.

Un diario de Huesca achaca la derrota al del pito. Otro, más discreto, a la fatalidad. Mucho más helénico lo segundo.

Jugadores y público

Del Huesca, sobre todos, Primo. Un gran medio defensivo con arranques elegantes en ocasiones. Malle, sin tarde completa, cumplió sobradamente. Perugorría, con destellos de categoría pero sin labor constante.

Por los zaragozanos, Lerín y el medio centro. La defensa, en la segunda parte. Aprovecharon simplemente el viento y con 2-0 llegaron al descanso a defenderse. Les faltó un poco de gallardía y Lerín lanzó saques directos a Oruel que afearon su labor. Fue cuando el hambre de minutos le obsesionaba.

El público numeroso, imparcial pero impaciente y se lanzó tontamente al terreno cuando la lesión de Malle. No hubo nada más censurable y el Huesca encontró, si no entusiasmo, acogida correcta.

Presidieron las autoridades que dieron solemnidad a la tarde.

Después del partido la A.D. Jaca ofreció a los onces, directivos, etc un lunch en el que se suavizaron las asperezas que se produjeron al retirarse los jugadores. Hubo palabras de concordia y parece que se concertó con el Huesca la celebración de dos partidos con la A.D. Jaca, uno en cada campo. Bien por la fraternidad.

JUAN LACASA LACASA

subir^^
siguiente
>>