"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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EL PUERTO DE SALLENT

21/04/1932

Cambio de dirección de patinadores. El puerto de Sallent atraía, parte por la nota de Montañeros anunciando una espléndida nevada, parte por la curiosidad de salirnos de los límites de Candanchú y buscar otras pendientes en la inagotable cantera, ondulante de alturas blancas, de los 400 kilómetros pirenaicos.

El acceso es unos grados menos cómodo que a Canfranc. Mayor distancia de los centros - para nosotros casi el doble -. Y la desventaja de los bombos, justificados ciertamente, que sobre la vertiente ideal del Tobazo se han hecho sonar. El Formigal es más amplio en general y ofrece longitudes más largas quizás para el descenso. Con altibajos y ondulaciones, que lo caracterizan frente a la superficialidad de tablero pulido del citado Tobazo.

Hasta aquí las montañas. En lo otro, lo vivo, los hombres, tiene Sallent una incuestionable preeminencia - sin ofensas para nadie -. La afición ha prendido, con pasión casi, en Sallent. El domingo pasado eran minoría los visitantes y la gran masa calzada en madera era densamente local; el conjunto era mucho más auténticamente montañés que en Candanchú. Eran los hombres diarios del traje de pana, la boina y la bufanda, no la caravana exótica de colorines y con ínfulas de tecnicismo y marcas de cera.

Canfranc podía ser un lugar de moda, de reunión mundana; en Sallent esas fiestas de pueblo, son números modernos incorporados al programa. Sallent era netamente, paisaje. Candanchú tiene algo de escenario.

Los zaragozanos hablaban agradecidos del recibimiento. Para nosotros también solo hubo atenciones. Sallent deber ser el solar retirado de la hidalguía altoaragonesa.

JUAN LACASA LACASA

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