"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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PIRENEISMO

08/09/1932

La A. D. Jaca, Sección de montaña, organizó el domingo una excursión iniciadora de un nuevo aspecto de su actividad deportiva. La meta era el pico denominado “Pie del Infierno”, una de las primeras elevaciones superiores a los 3.000 metros (3.073 exactamente), en la que comienza la serie de grandes alturas pirenaicas que culminan el Aineto.

Viaje de autocar en la madrugada, hasta Sallent y tras unos minutos, salida silenciosa del equipo trepador: 6 hombres y el guía Luciano Urieta al que acompaña su hijo de ¡10! años.

La marcha en la sombra es continuadora. El sol nos alcanza finalmente y pone freno al ritmo escalador. La verdadera escalada se inicia cruzando un glaciar que nos ofrece el pico blanco de su nieve eterna. El camino, después, va adquiriendo una tendencia alarmante hacia lo vertical. Alcanzamos el nivel de los ibones que desde arriba serán un cinturón de manchas azules rodeando el picacho.

Una pausa en la que el guía registra con la vista el contorno y lamenta que los sarrios se muestren esquivos y más allá del radio de su carabina.

Y empezamos la penúltima etapa en pelotón que deja pocas veces de ser compacto. La vista pregunta hacia la cumbre y se hacen cálculos secretos de metros, de minutos y de piernas que notan el veneno de la fatiga. Por fin hay cinco metros de horizontalidad para un examen de conciencia. Ya se domina a los pies la marmoleza colosal que forma una ladera blanquecina. La vista comienza a regocijar dominadora y sólo un trazo de inquietud cruza, como un pájaro, las frentes: allá abajo, a la derecha, resbaló un alemán y se despidió del planeta.

Queda el último tramo que el guía inicia sin darle importancia. Su hijo le sigue como un faldero. Y tres de nosotros, con un deseo imponente de coronarlo todo, ganamos los metros de la arista, interrogando las piedras sobre su firmeza antes de colocar el pie.

Como un premio al buen comportamiento se ofrece el talonario que Montañeros de Aragón ha colocado, para registrar en una línea la ascensión. Estampamos las firmas: Gerardo Pérez, José María Lacasa Portas y Juan Lacasa.

El talonario, prueba documental para la copa Almarza de los 3.000 metros aragoneses, es como el extracto espiritual de las ascensiones. Allí los guías gabachos consignan que son de primera clase. Allí una señorita francesa dedica una frasecita cursi a la fidelidad y el arrojo de su acompañante.

28 nombres contenía el cuaderno. 20 franceses y 8 españoles. Mal balance. Y entre estos ocho nacionales creo que no figuraba nadie de la provincia. Grupos de Zaragoza, de catalanes... El guía se mostraba orgulloso de la hazaña de su hijo que batía un récord de juventud en aquella lista.

Contemplamos las cumbres vecinas: hacia Cataluña las mayores alturas del Pirineo: Aineto, 3 Sorores, Viñemale. A nuestra izquierda, mirando a Francia, el Balaitus con forma de terrible. Al pie de nuestro pico un cordón de ibones azules: Tebarray, Bachimaña, Bramatirero... Una mirada de despedida al paisaje y el descenso lleno de precauciones.

Nos unimos a los compañeros que por unos metros renunciaron a la conquista total de la cima. La comida, sin cesar en el comentario. Al atardecer la llegada a Sallent. Una vista magnífica con la nota tajante de Peña Foradada, y un valle con tonos severos, verdor y oscuridad. Despedidas, asiento de autocar y punto final al día.

JUAN LACASA LACASA

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