"El Heraldo de Aragón”,  11 de enero de 2004

DOMINGO J. BUESA CONDE
El estilo de un jacetano

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Un amigo, que lleva años comenzando el día  con la lectura de las esquelas, dice que enero es un mes muy activo en este viejo asunto del morir. Y en este tiempo festivo, la ciudad de Jaca acaba de despedir a uno de sus ilustres hijos. A don Juan Lacasa, que ha ejercido de alcalde durante casi dos décadas, siendo el gran defensor de reivindicaciones como la industrialización, el canfranero o San Juan de la Peña. Ahora, cuando ya es historia, recordamos a un hombre con muchos galardones, que por rozar los cien años de vida, ha disfrutado la amistad de intelectuales como Ortega, Lacarra, Menéndez Pidal, Unamuno, Caro Baroja, Frutos o Domingo Miral, creador de los Cursos de Verano.

Pero, al rendir homenaje a este gran aragonés, debemos destacar su empeño en estudiar y difundir lo que significó su ciudad en el pasado. Y también su decidido tesón en poner en marcha cualquier iniciativa que supusiera progreso y futuro para este paisaje urbano en el que se sintió plenamente integrado. E incluso recordar sus llamadas a la tolerancia y a la


integración, su empeño en desterrar aldeanas rivalidades geográficas y vecinales. Son tres cuestiones de enorme importancia para el bien común de esta tierra, en la que lamentablemente hay más gente empeñada en disputar que en compartir esfuerzos. Por eso, es una magnífica reflexión el ejemplo de Juan Lacasa en estos momentos en los que necesitamos personas que se sientan orgullosos de sus pueblos, que estén dispuestas a trabajar desinteresadamente por ellos, que sueñen con mantener su identidad y tradiciones. Jaca ha perdido un ilustre convecino, pero ha ganado la historia de uno de sus patricios indiscutibles, enraizado en el espíritu de tolerancia y de progreso que define la primera capital de Aragón. He invitado tantas veces a dedicarle una calle que ya ni me molesto en preguntar, la historia hace siempre justicia y pone a cada uno en su lugar. Además. Lo importante es recuperar el ejemplo de gentes empeñadas, desde el conocimiento y la generosidad, en el progreso de su tierra; ya que es un buen motivo de reflexión para estos tiempos en los que el frío invita al recogimiento.

 

DOMINGO J. BUESA CONDE

 

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