Muerto en abril
Blanco, nuevo, impoluta la candora,
guerra y sport, saliste, Apolo y Marte,
sin sospechar que arriba, por besarte,
la Muerte estaba allí, madrugadora.
Desplegó la sección bajo la aurora
y enlace tú, con el postrero parte,
resbalando te fuiste, a derramarte,
roto y sangriento, al río que te llora.
Sin fusil ni mochila, el equipaje
ligero ya para el celeste viaje,
cazando en los prismáticos tu vuelo
te gritó el capitán: ¡Adiós Manolo!
Y yo te besé inerte, inmóvil, solo,
muerta estatua en los mármoles del hielo.
A Manuel Marraco Teresa, soldado esquiador,
caído en Panticosa, 26/4/1937
12/02/1944
J.L.L.
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