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Artículos de Juan Lacasa Sánchez-Cruzat sobre Jaca y el ferrocarril de Canfranc
 

 Semanario "El Pirineo Aragonés"

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DOS ELEMENTOS IMPORTANTES DE LA RIQUEZA DE JACA

 

20/06/1925

Llena de la más honda satisfacción nuestro espíritu de jaqueses la rápida evolución que en las tres manifestaciones de la riqueza humana se están señalando en nuestro pueblo, y asimismo el juicio favorabilísimo que en tal sentido pronuncian quienes de manera más exacta pueden emitirlo, por su imparcialidad de forasteros, que concebían a esta ciudad siempre aprisionada por las murallas, y al llegar a ella la encuentran desfigurada por la transformación sufrida en armónico desarrollo de su agricultura, su industria y su comercio.

Trataré, aunque a la ligera, de dos elementos de riqueza derivados de las privilegiadas condiciones de nuestra montaña, que apenas iniciados auguran ser veneros de espléndidos ingresos, ofreciendo progreso ininterrumpido para lo futuro, si los jaqueses seguimos en todo momento el ejemplo legado por nuestros mayores, que un día impidieron el acceso del agareno para que nuestra fe no se torciera; que en otra fecha no remota detuvieron el curso de las aguas del Aragón para que dóciles discurrieran por un Canal, yendo a fertilizar nuestra llanura y a sanear nuestras viviendas; que en múltiples ocasiones obligaron a esas mismas aguas a despeñarse en potentes saltos, dotándonos de fluido eléctrico que, en abundancia no igualada por importantes urbes, alimenta miles de lámparas y aparatos domésticos de calefacción e impulsa motores que desarrollan importantes industrias. ¿Queréis que lo demuestre? A la vista de todos está el avance de nuestra agricultura, que convirtió en jardín la seca meseta de Jaca; los establecimientos comerciales, con sus lujosos escaparates dignos de figurar en los bulevares parisinos; los carros de los tragineros, que antes vacíos en sus viajes de ida a la estación férrea, hablan bien claro del desenvolvimiento de nuestra industria, atestados como van ahora de bultos de cementos, de chocolates, de confituras, de sandalias, de artículos  de viaje, de abarcas, etc. Pero ya he dicho que ahora quiero tratar de dos determinados elementos de la riqueza, en relación con el conjunto: estos son el veraneo y el turismo.

Por lo que se refiere al primero, sabido es que años atrás se señalaba aquél con cierto sello de lujo, y solo las familias muy acomodadas se proporcionaban la manera de esquivar los rigores del estío, porque las dificultades de los viajes y la menor extensión de la riqueza, localizada entonces en determinados sectores de la sociedad, no permitían que el veraneo se generalizase; por otra parte, el trabajo era menos intenso en todas las profesiones y negocios: no se daba quizás tanta importancia a la salud; la naturaleza disfrutaba en general de mayor robustez y el descanso no se hacía tan necesario como ahora en la temporada de verano; pero sucede hoy todo lo contrario, y ya no solo salen de veraneo las familias de posición desahogada, sino que infinidad de las pertenecientes a la clase media atienden los consejos de médicos e higienistas y no titubean en sacrificar algunas pesetas, trasladándose, del llano a la montaña en busca de oxígeno

y de descanso, durante temporada más o menos larga, para volver más tarde llenos de vigor a las luchas de la vida. Si en los mayores se notan de manera bien patente los beneficiosos efectos de ese reposo a la sombra de nuestras arboledas y al arrullo de nuestras fuentes, esos efectos se hacen más y más visibles en los años de la niñez y de la pubertad, contribuyendo al desarrollo rápido y completo tan deseado por los padres de familia y por cuantos se preocupan del mejoramiento de nuestra raza.

Los beneficios que en los órdenes todos, y principalmente en el económico, se derivan para Jaca son incontables, y por fortuna las clases todas de la sociedad van convenciéndose de ello, ya que la edificación encuentra mayor interés por la demanda de habitaciones; la leche, las carnes, los huevos y demás alimentos alcanzan mayor precio con beneficio de sus productores; los hoteles y casas de huéspedes aumentan sus ingresos en forma que les permite dotarse de mejoras que para la vida normal no podrían sostener; el comercio de muebles, el de comestibles, el de tejidos, el de juguetes, las confiterías y en general los industriales todos venden más, y el Municipio tiene mayores ingresos, que le consiente mejorar sus servicios de higiene y cuantos le son peculiares, aspirando a montarlos en condiciones que aumenten o alarguen el promedio de vida.

Valdría la pena gastar mucha tinta, mucho tiempo y muchas energías en propagar en Jaca  y en nuestra montaña la idea de las ventajas que puede reportar el fomento del veraneo y del turismo, y para decir algo de este último bastará citar el ejemplo de multitud de pueblos que, principalmente en el extranjero, han sabido atraer la afluencia de forasteros pertenecientes casi siempre a las clase acomodadas, a los más privilegiados de la fortuna, que lanzados a los goces del espíritu y del cuerpo en busca de las emociones de los bellos paisajes, de los monumentos históricos y artísticos de las altas montañas, dan muy escasa importancia al coste de la vida, y sus aspiraciones se reconcentran en conseguir el mayor número de comodidades al precio que fuere en los hoteles y restaurants, en los trenes y servicios de autos, en casinos y espectáculos y en la compra de objetos que les recuerden esos días felices. Díganlo sino, las bellas ciudades de la Costa Azul, las de Suiza, las de los pirineos franceses, Arcachón, Royat, San Sebastián, Santander y otras mil.

La geografía y topografía peculiares de Jaca, máxime el día que circule el Canfranc y se prolongue el Irati,  ponen a nuestra ciudad en condiciones de la más ventajosa posición; y cuantos esfuerzos hagan nuestros Ayuntamientos y fuerzas vivas serán de tal rendimiento, que ninguna otra rama de nuestra riqueza señalará tan importantes beneficios como el veraneo y el turismo.

Vivir para ver.

JUAN LACASA SÁNCHEZ-CRUZAT


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