"Los afanes de una vida"
Artículos en los semanarios jaqueses
"La Unión" y “El Pirineo Aragonés

JUAN LACASA LACASA

 

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EL PIRINEO ARAGONÉS, GRAN ESPEJO DE LA VIDA JAQUESA

27/12/1991

Este Semanario da hoy un gran paso técnico. Y la vieja pluma de quien firma, colaborador desde 1937, tiembla entre contradictorios sentires, de nostalgia y de esperanza, y desea a los juveniles renovadores el más rotundo triunfo en la nueva singladura.

El Pirineo nacía en 1882. No habría demasiada diferencia desde el albor del siglo XIX, en una Jaca de 1810 con los soldados napoleónicos ocupantes, y el Jaca por ejemplo de 1880. Esa centuria agitada para España, resulta estática y parada en lo material. Un siglo inútil, pudieron decir algunos. Pero ya hacia 1891-93 hay un vuelco decisivo en un Jaca que empieza a tecnificarse, con agua del Canal, vía ferroviaria que busca el Canfranc transpirenaico y electricidad en incipientes empresas locales. La cuna para mecer El Pirineo Aragonés era modesta, pero prometedora, inquieta, noblemente ambiciosa.

En lo estricto del arte de imprimir, los viejos hemos visto una inverosímil redacción del Semanario sin máquina de escribir, sin teléfono y casi sin motor eléctrico elemental. Era un Pirineo elaborado a brazo, en que la esencia no eran las hojas del papel, no grande, ni numerosas, ni los tipos de los cajistas, ni la tardía ilustración gráfica. El busilis estaba en el entusiasmo y la constancia inverosímil de la dinastía Quintilla seguida por Manuel González Chicot. Etapas de 1882-1922-1962, de 40, 40 y 30 años, que nos dan once decenios, con Carlos Quintilla Bandrés, Don Francisco Quintilla Aramendía y nuestro animoso Manuel del presente.

La obra queda allí y debe ser pórtico de nuevas hazañas en el tiempo, en la perdurabilidad, y en la renovación aludida. No hay espacio en dos folios para intentar la supracondensación de vida jaquesa que ha captado El Pirineo. Nuestro trabajo de 1982 recoge en unos 500 folios acaso 15.000 noticias variadísimas, como telegramas las noticias valiosas de cada una de 5.000 y más semanas. María Luisa Bailo examina de nuevo la colección en 1989, de la mano de la Asociación de la Prensa de Zaragoza y ocasiona el magnífico facsímil que es un completo retrato de la publicación. A esos esfuerzos remitimos a cuantos deseen saber de EL PIRINEO, de su contenido progresivo y de su fondo oceánico de memoriales jacetanos.

Solo es posible espigar, saltar mucho, divagar, recoger al vuelo algunos grandes trazos o movimientos. Junto a lo que va viniendo nuevo, el pasar de personas, grupos, entidades, colectividades que se esfuman y evaporan pero que van integrando y haciendo de enorme solera el permanente sustrato jaqués.

En lo puramente urbano, sobre todo la desaparición de las murallas. Aún alcanzó la naciente fotografía a sujetar la imagen del Portal de San Francisco y el Torreón de la Moneda. Hacía 1917, Plan B que dejaría huella y se iría adaptando, sobre todo por su sucesor Lorenzo Monclús. Enorme inserción con la Escuela de Montaña, travesía exterior por el Sur, Cantera, diagonales a la estación, masificación de ensanches.

En comunicaciones, el tren que supera a las diligencias, las nuevas carreteras, el malogramiento del Canfranc con su túnel en desuso, la non nata aspiración del Irati, la densidad del motor de explosión, intenso hacia la nieve y en lo transfronterizo.

En sanidad e higiene, en demografía también, la obra grandiosa del Canal, de iniciativa privada y luego municipal. Aún pende el homenaje a sus creadores.

En lo político de máxima altura, las visitas de Alfonso XIII, primera en 1903 y última en 1928. Presidente del Gobierno, Primo de Rivera en tres ocasiones, Alcalá Zamora, el Franco de la Academia hasta 1931 y el de San Juan de la Peña de 1959.

Sorpresa el episodio republicano del capitán, Fermín Galán el 12 de diciembre de 1930 y dolor y tragedias de la Guerra Civil de 1936 a 1939, con masiva presencia navarra en el otoño avanzando de 1937.

Ayuntamientos cambiantes al compás del juego nacional de situaciones, en Restauración canovista, Dictadura de 1923, República, Movimiento Nacional de largas consecuencias gubernativas hasta 1975 y el pacífico paso a la Monarquía renovada con S.M. don Juan Carlos de Borbón y Borbón, de diversas visitas a Jaca, desde su tiempo de cadete zaragozano a la solemne presencia en el Palacio de Congresos. La gran institución de la Iglesia Católica pesa decisivamente en los ambientes jaqueses que recoge El Pirineo, con prelados a lo Antolín López Peláez, Castro Alonso, FrutosValiente o Bueno Monreal. Y el rito catedralicio sostenido por los Cabildos con figuras a lo Sangorrín .

El Ejército, en la paz, es un suceder de cuerpos vinculados a la plaza fuerte, dominando el Regimiento de Galicia y la decisiva Escuela de Montaña desde 1945, con nombres de prestigio en la dirección, Vicario, Moscoso, Mariano Alonso y tantos más. Restauración de la Ciudadela por el defensor del Alcázar, general Gómez Oliveros.

En lo culto, junto a la tradición del Seminario, quemado y rehecho en 1924, el esfuerzo de Escuelas Pías, el Instituto Domingo Miral, y sobre todo los Cursos de Extranjeros del gran fundador, Miral y los Pirenaicos de Investigaciones Científicas.

En espectáculos y diversiones, superando primitivos centros muy modestos, el Teatro Unión Jaquesa que vimos nacer y morir y la solución presente del nombrado Palacio de Congresos. El gran serial de los Festivales Folklóricos, la Casa de la Cultura.

En lo deportivo, el auge de los deportes blancos, con transcendencia variadísima, el exotismo del hockey de patines, la no especial tradición fútbolística que iniciaran soldados catalanes en 1919.

En prensa, junto a El Pirineo, el brillante hacer de La Unión de Don Fausto Abad.

Imposible seguir. Multitud de omisiones a excusar. Pero allí hay algo del Jaca del ayer. Que EL PIRINEO renovado perdure largo.

JUAN LACASA LACASA 

 

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