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"Los afanes de una vida"
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LA UNIVERSIDAD DE 25 AÑOS09/07/1955 |
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A través del proceloso tiempo español, desde la bonanza de la Dictadura hasta la calma y el trabajo fecundo tras la guerra, pasando por tempestades nacionales y del mundo todo, los Cursos de Verano de la Universidad de Zaragoza en Jaca, creación del inolvidable Maestro de Hecho, alcanzan la gloria de su fecha de plata. Hemos reiterado la evocación del momento creador; de la iniciativa expuesta en 1926 por D. Domingo en el desaparecido Teatro Variedades, y hemos repetido, año tras año, la bienvenida al profesorado de Zaragoza. No nos duele la conciencia individual respecto a lo que hemos hecho, modestamente, por la Universidad. Pero, colectivamente, como sociedad del pequeño núcleo urbano pirenaico, como vieja ciudad que, por su pasado, tiene obligaciones de presente, ¿hemos cumplido todos con la Universidad de Zaragoza? ¿Nos debe ser benévolo el juicio de Miral que nos vigila, en universitario, hasta más allá de la muerte? En esta alta ocasión de la mayoría de edad de los Cursos, la población de Jaca debe examinarse a sí misma y decirse, uno a uno sus vecinos y todos juntos en la empresa común, si hemos hecho bastante o si nos falta, y qué pueda ser lo que no está cumplido y hasta donde debe llegar nuestro esfuerzo. No es demasiado difícil ese examen de deberes. Personalmente, la expresión de afecto y de adhesión a los universitarios, a sus personas y a sus actos, la asistencia a sus enseñanzas. Como ente económico ciudadano, el ver seriamente si no es el momento de repetir el generoso esfuerzo creador de 1927, recreador ahora, atendiendo los organismos oficiales la amortización del edificio que el sueño de Miral levantaba con prisas. Comprobar si nuestro marco, y la bella tradición universitaria alcanzada no son dignos de duplicar o triplicar el número de extranjeros que cada año pasa por aquí, duplicando también las instalaciones. La Universidad está aquí, mañana domingo y otros domingos y todos los días, hasta Septiembre. Para el Alma Mater que viene del Ebro al Pirineo, para el Rector, Catedráticos y estudiantes, la bienvenida cordialísima. Y tras este gesto, sentido pero demasiado fácil, la meditación sobre aquellos deberes y la coordinación de nuestros esfuerzos. JUAN LACASA LACASA |